Preocuparse por nuestra salud, tanto física como mental, es realmente importante. Ser conscientes de nuestros malestares y ponerles remedio es algo clave para mantener una buena salud, al igual que mantener hábitos saludables en la alimentación o el deporte. El problema, como casi todo en esta vida, es cuando la preocupación se convierte en algo constante, en algo que nos impide continuar con nuestra vida porque viene de creencias u obsesiones que son constantes y no contrastadas ante verdaderos profesionales. ¿Qué me duela la cabeza puede ser un síntoma de padecer un tumor cerebral? Un dolor de cabeza puede ser síntoma de diversas y múltiples patologías y un síntoma aislado no puede determinar un diagnóstico. No significa que no debamos preocuparnos si persiste o prestarle atención si es algo recurrente, pero adelantarnos con escenarios catastróficos pueden pasar factura a nuestro bienestar emocional. Estamos hablando del llamado trastorno de ansiedad por enfermedad, conocido como hipocondría. Las personas que lo padecen sufren de una gran ansiedad que afecta a todas las facetas de su vida y es importante saber diferenciar lo que puede ser una preocupación a una dificultad persistente en la vida de alguien. ¿Qué es la hipocondría?La hipocondría es un trastorno de ansiedad que condiciona a nivel psicológico y social a la persona que lo padece. Como hemos comentado antes, es una preocupación desmedida y excesiva que persiste en el tiempo y que engloba diferentes síntomas. No hablamos de que ante un hecho aislado y un síntoma desconocido nos pongamos nerviosos y acudamos al médico o sintamos malestar hasta saber el diagnóstico. Esto puede ocurrir en alguna etapa de nuestra vida y a todas las personas, es más, esta preocupación temporal ante un hecho extraño que nos está sucediendo a nivel de salud, es normal que queramos resolverlo y es necesario que cuidamos nuestra salud y busquemos la explicación y solución. Hablamos de que las personas que padecen esta patología malinterpretan síntomas menores constantemente y no solo eso, sino que ante un diagnóstico profesional y claro no consiguen desprenderse de ese malestar. Encuentran otro síntoma con el que preocuparse o se obsesionan, pese a haber pasado el proceso médico. Imaginemos hasta qué punto puede limitar la vida de alguien estar constantemente preocupado por la salud ante síntomas cotidianos, síntomas que pueden ni siquiera estar ocurriendo realmente, pero que para la persona se sienten tan reales como una herida abierta y sangrante. Síntomas Principales Aunque los síntomas pueden variar en intensidad y en función de cada persona, podemos hablar de algunas características comunes:
El problema de las redes socialesNo podemos negar que las redes sociales, pese a ser un gran avance para la información y comunicación, están plagadas de información falsa, de personas que cuentan y trasladan información sobre temas que no son expertos, pero sí son influyentes. Es peligroso utilizar las redes y buscadores cuando hablamos de temas de salud, tanto física como mental. No significa que verdaderos profesionales no tengan páginas de divulgación o con información valiosas, pero ninguna información de internet está por encima o sustituye un diagnóstico o prueba médico. ¿Cómo podemos ayudar a un hipocondríaco?Activar la empatía Puede ser muy complicado tener que acompañar en este proceso a las personas que padecen este problema. Es desgastante convivir con ello para quien lo sufre, pero también para las personas que lo acompañan en el camino. Aun así, es un proceso que muchas veces tiene muchas etapas y algunas de ellas muy solitarias. El apoyo de nuestros seres queridos puede ser clave. No solo para sobrellevar mejor la sintomatología ansiosa que provoca, también el acompañamiento para ser capaces de pedir ayuda. Escuchar y Validar sus Emociones Que la sintomatología no sea real o sea exagerada, sesgada o malinterpretada no significa que las emociones que provoca no sean certeras y sentidas. Las personas que sufren hipocondría necesitan ser escuchadas y validadas. No hablamos de darles la razón o alimentar sus temores, sino comprender que se sienten mal y que para ellos y para ellas el miedo es tan real como el aire que respiran. Debemos intentar no juzgar, reconoce sus emociones evitando frases como “todo es mental”, porque tampoco es cierto. El síntoma puede ser real, aunque la interpretación exagerada o adelantada. Proporciona soporte y apoyo es esencial. Es mejor que el desahogo venga de comunicar que de buscar información donde no se debe. Si conseguimos calmar la ansiedad, será más fácil encontrar formas racionales de interpretar y lidiar con esas preocupaciones. Evitar Reforzar sus Miedos En todo este proceso es fácil caer en que el apoyo se convierta en un mantenedor de los miedos. Sabemos que puede parecer que nos contradecimos, pero no es eso, es que es un proceso complicado. No confundamos presencia con dar la razón, al igual que antes hemos comentado que combatir o rebatir sus interpretaciones se debe de hacer desde el no juicio. No alimentemos chequeos excesivos para calmar la ansiedad. Escuchemos sus sentimientos y emociones, pero intentamos que no sea el único tema del que se habla. Cuando empiecen estos temores sin sentido tratemos de cambiar el tema a algo más alegre, relajante y alejado de la conversación principal. Los límites son claves. Una cosa es apoyar y otra que encuentren en ti el asesoramiento que debería de ser por parte de un médico o profesional de la salud. Acompañarle en el proceso de búsqueda de ayuda Esto es casi lo más importante que podemos hacer, aunque lo demás sea un complemento una vez se inicie el proceso de ayuda. Si acompañamos a las personas en sus chequeos médicos, podremos luego también recordarles la información real que ha dado el médico y que, por ejemplo, no ha dado pie a duda a otro diagnóstico. Las personas que sufren hipocondría pueden distorsionar la información recibida en consulta para volver o pedir otra opinión. De esta manera habremos estado presentes y podremos refutar sus argumentos y bucles si fuera necesario. Consciencia del problema y pedir ayuda Evidentemente, si esto es algo que perdura en el tiempo y no es un hecho aislado o por acontecimiento concreto, es necesario acudir a una profesional de la salud mental para que preste atención psicológica en el proceso. Debemos animar a la persona a pedir ayuda psicológica para desarrollar herramientas ante la ansiedad que le provocan estos síntomas y ante como la propia ansiedad los alimenta y potencia. Es esencial conseguir romper con estos pensamientos y preocupaciones recurrentes para poder llevar una vida saludable a nivel emocional, psicológica y física.
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