El periodo vacacional es un espacio que nos permite desconectar tanto física como mentalmente. Para las personas jóvenes suele ser un periodo más largo y por ello la vuelta a la rutina, habitualmente a los estudios, puede convertirse en un desafío para sus hábitos. Debemos tener en cuenta que han pasado muchas semanas en las que se han podido relajar, estar constantemente en entornos de ocio y las obligaciones quedan lejos en su futuro más cercano. Mucho se van a enfrentar dificultades para retomar su estructura diaria y los horarios necesarios para afrontarlo. La transiciónLas primeras semanas pueden considerarse de transición. Aunque consigan levantarse de la cama y acudir a los centros educativos, su mente puede continuar desconectada. A algunos y algunas puede costarles reconectar con esos hábitos de estudio tan necesarios para superar el curso escolar. El cerebro humano necesita tiempo para adaptarse a los cambios, al igual que ocurren los primeros días de vacaciones, el ritmo y las exigencias deben volver a ubicarse. Si hablamos desde una perspectiva neurológica, nuestro cerebro se ajusta a patrones, a hábitos establecidos. En verdad lo hace constantemente en época de cambios a gran escala y en el día a día pequeña. Aunque parezca drástico, el periodo vacacional es un cambio abrupto y más lo es la vuelta a las obligaciones. El Papel de la MotivaciónLa motivación es un proceso psicológico que lleva a la persona a poder realizar determinadas acciones o comportamientos. Normalmente, nos ayuda a alcanzar metas, a cubrir necesidades y a darnos la energía para satisfacer lo que queremos lograr. Es el motor interno que nos mueve para todo. Las cosas que nos gustan y las cosas que no, pero debemos hacer. La motivación intrínseca surge de nosotros y nosotras mismas, de nuestros deseos y satisfacción personal. Básicamente, es la que se activa cuando vamos a realizar una actividad de la que vamos (o al menos creemos) a disfrutar. Un ejemplo sería alguien que se esfuerza en un deporte porque le apasiona, aunque requiera llevar acciones cansadas o sacrificios. La motivación extrínseca es aquella que depende de factores externos. Podríamos decir que funciona, al contrario. El esfuerzo viene para evadir el “castigo” o buscar la recompensa fuera. Actuamos para obtener o evitar. Un ejemplo sería alguien que estudia para obtener buenas notas o trabaja para ganar dinero o se esfuerza para no perder el trabajo, aunque no los disfrute. La falta de motivación puede ser un gran problema en nuestras vidas, ya que es necesaria en todas las áreas que afectan a la persona. Es un factor clave para poder trabajar los cambios, restablecer rutinas y alcanzar nuestras metas. Factores que ayudan a la motivación de las personas jóvenesConexión con Intereses Personales Las personas jóvenes pueden tener dificultades para identificar sus intereses personales dentro del currículum académico. Un interés en redes sociales o en tecnología puede transformarse en mostrarles como ciertas asignaturas están relacionadas y pueden ayudarle a entender y controlar mejor sobre ese tema. No siempre podrán encontrar por ellos mismos esa motivación intrínseca en las asignaturas, pero siempre existen conexiones, aunque la edad o la relación que hacen entre escuela y obligación les impida ver. Establecimiento de Metas Claras Tener claro los objetivos y las metas que necesitan alcanzar les puede ayudar a ordenar sus obligaciones y rutinas. En los propios centros educativos se estructura con ellos estos procesos de aprendizaje, pero es importante intentar que se traslade a su tiempo libre y se organicen espacios tanto de ocio, como de dedicación a las responsabilidades. Estas metas deben de ser concretas, cuanto más específicas y sencillas sean más fáciles les serán de integrar. Además, la sensación de logro progresivo es mucho más gratificante y genera mayor recompensa. Recuperación de Hábitos y Rutinas Como hemos comentado en el punto anterior, la rutina se alimenta de rutina. Si establecemos una estabilidad en sus actividades diarias, les estaremos ayudando a repartir mejor su tiempo y a esa balanza tan necesaria entre el trabajo y el descanso. Aunque hablar de hábitos puede resultar “aburrido” es innegable que tenerlos reduce la incertidumbre y con ello el estrés, permitiendo a las personas jóvenes, a todas las personas en verdad, mejorar su concentración en los momentos necesarios para estudiar o trabajar y disfrutar en los momentos de ocio. La ansiedad Cualquier cambio en nuestra rutina puede generar estrés o ansiedad, sobre todo si hablamos de cambios que podemos sentir que son “a peor”. Muchas personas jóvenes sienten ilusión por retomar la rutina, por reencontrarse con sus compañeros y compañeras. En edades más tempranas es más común iniciar el curso con esa ilusión de volver a empezar que nos transmitían los anuncios de antaño, pero las personas adolescentes suelen cargar en sus mochilas el peso y la presión de las etapas educativas más exigentes. La presión académica es un factor que desmotiva y dificulta este tránsito de un curso a otro. Sea porque nos cuesta más seguir el ritmo o por la presión de mantener el nivel que consideramos necesario. Es importante aquí manejar factores como la autoexigencia, la autoestima y los recursos que desarrollan para enfrentarse a las etapas de mayor estrés del curso. Higiene del sueño Esto es algo que trabajamos y señalamos constantemente. Tiene sentido que en vacaciones nuestros horarios cambien y que cuando debemos volver a abordar las responsabilidades tengamos que reubicar de nuevo los madrugones. La falta de sueño no solo afecta a la concentración y a nuestro rendimiento en las tareas, también a nuestro estado de ánimo y con ello a la motivación. Las relaciones sociales Los centros educativos no son solo un lugar donde se va a aprender de materias determinadas y a evaluarse sobre ellas. Son el lugar donde más tiempo pasan las personas jóvenes durante muchos meses, su principal fuente de socialización y donde suelen encontrarse las personas más importantes de sus vidas, aparte de la familia. Si estas relaciones sociales van mal o no se dan, puede ser un factor muy relevante para el desarrollo de una buena motivación y la estabilidad emocional. Tanto los problemas directos con su grupo de iguales o situaciones de abuso o aislamiento deben de ser controladas y trabajadas para evitar situaciones de riesgo. ConclusiónAyudar a los jóvenes a reconectar con sus rutinas y estudios después de las vacaciones es un proceso que se debe de abordar desde diferentes áreas. La familia, el centro educativo, su ocio, el propio estado de ánimo de las personas… La mayoría de las veces, en un proceso que requiere más o menos tiempo, depende de la persona, o más o menos apoyo, pero que acaba por adaptarse. Algunas personas pueden necesitar ayuda para mejorar la motivación e identificar y abordar obstáculos emocionales o mentales que impiden el avance. El miedo al fracaso, la baja autoestima, problemas en las relaciones personales, falta de concentración o incluso situaciones de acoso, pueden estar detrás de estas dificultades. La terapia nos ayuda para establecer metas realistas, a identificar pensamientos negativos y limitantes sobre nuestro potencial y valía. Además, ofrece herramientas para gestionar el estrés y mejorar la confianza, lo que facilita la recuperación de la motivación y el impulso para alcanzar objetivos personales. |
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