Vivimos en una sociedad en la que se le da muy poca importancia a la salud, sobretodo en términos de prevención. Durante mucho tiempo se ha considerado que el concepto de salud se refería solo a la ausencia de una enfermedad, pero a mediados del siglo XX la OMS cambió esta definición para englobar también el concepto de bienestar. ¿De qué hablamos cuando nos referimos a salud mental?Precisamente con este cambio en la concepción de la salud, que descarta como único criterio la ausencia de un malestar, se empieza a tener en cuenta que para una buena salud mental debe de haber un equilibrio y un bienestar a nivel social, psicológico, emocional y físico. Podríamos definir entonces la salud mental como una parte indispensable dentro del concepto de salud general, que hace referencia a una percepción subjetiva de bienestar de la persona en la que puede hacer frente de forma adecuada a su rutina diaria sin verse sobrepasado por las demandas psicosociales. La persona obtiene un equilibrio cognitivo, emocional y conductual para funcionar de manera adecuada, sintiéndose realizado y con capacidad para cubrir sus necesidades físicas, sociales y emocionales. Dentro de la salud mental es muy importante destacar los conceptos de bienestar emocional y bienestar psicológico, que forman parte de la definición y permiten desglosar las características más relevantes de este proceso. El bienestar emocional se entiende como la capacidad de gestionar y adaptarse a las emociones, reconociéndolas y aceptándolas todas, tanto las agradables como las que son desagradables para así conseguir un equilibrio. El bienestar psicológico podría explicarse como el sentimiento positivo general con uno mismo, a nivel emocional, motivacional y estructural dentro de nuestro día a día y que depende de la gestión emocional, el buen estado físico y de la propia percepción de cada individuo. Para ello es indispensable desarrollar una buena capacidad para adaptarnos al entorno y a las adversidades posibles que pueden aparecer en nuestras vidas. De ahí reside la primera dificultad para dar una definición global de estos conceptos, que dependen mucho de la subjetividad de cada persona y de las diferencias de cada individuo y sociedad a la hora de valorar estos conceptos. Aun así lo que está claro es que podemos llevar a cabo ciertas acciones y aparcar ciertas rutinas y conductas para sentirnos mejor y conseguir con mayor facilidad el bienestar de nuestro cuerpo y nuestra mente. Características de la salud mentalEs un concepto amplio. No podemos definirlo solo como la ausencia de una patología física y mental. Como hemos comentado antes, la salud mental está compuesta por muchos factores y depende también de la visión subjetiva de cada individuo. Se desarrolla a lo largo de la vida. La salud mental puede desarrollarse y puede variar en función de nuestra situación actual. Por ello, se puede trabajar en mejorarla y las conductas y nuestro hábitos diarios influyen directamente en ella, tanto para bien como para mal. Está influenciada por la sociedad. La salud mental debe su subjetividad a las diferentes concepciones que hay sobre lo que es saludable y no saludable en función de la cultura que esté valorando estos conceptos. La salud mental es conducta, emoción y pensamientos. Además debemos tener en cuenta que la motivación o la realización personal son factores que también influyen a la hora de sentirnos bien con nosotros mismos y valorar como positiva nuestra experiencia vital. La salud física y la salud mental siempre van de la mano. No podemos entender un concepto sin otro, porque si uno de los dos falla el individuo va a tener unas consecuencias en el funcionamiento óptimo y positivo de su vida. Si tenemos una enfermedad física va a afectar a nuestro equilibrio emocional y mental, y si sentimos estrés y tenemos muchas preocupaciones nuestro cuerpo va a notar los efectos pasándole factura también a nivel físico. ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra salud mental?La prevención de problemas de salud mental es una asignatura muy olvidada en nuestra sociedad. Tendemos a poner remedio cuando ya están presentes las patologías o las problemáticas. Además existe un gran estigma alrededor de las enfermedades mentales.Si entrenamos a nuestra mente en tener unos buenos hábitos que favorezcan la salud mental estaremos invirtiendo en nuestro futuro y potenciando nuestra estabilidad y equilibrio tanto físico como psicológico. Por ello es importante: Dedicar tiempo para uno mismo Igual que nos preocupamos por nuestro estado físico y sabemos que hacer deporte puede ser muy positivo para nuestra salud, nuestro cerebro es otro músculo que debemos entrenar.. La lectura es una de las formas más positivas para que nuestro cerebro trabaje fuera de nuestra rutina laboral, realizar ejercicios matemáticos (en formato de juegos, como pueden ser los sudokus) o practicar la atención plena o relajación pueden ser algunas de las estrategias que puedes emplear para entrenar tu cerebro. Cuidar las horas de sueño Dormir es esencial para tener un buen estado de salud a todos los niveles. La falta de sueño puede traer consecuencias muy negativas a nuestro organismo. Debemos respetar nuestras horas de sueño y cuidar que el ambiente en el que realizamos esta actividad sea apropiado y cuidado. Cuidar nuestro cuerpo Con la alimentación y el ejercicio físico pasa lo mismo, si cuidamos lo que comemos estaremos cuidando nuestro estado de salud y la energía que tenemos para afrontar el día a día. Además, el estilo de vida actual va de la mano de la ansiedad, el estrés y la falta de concentración. El deporte puede ser de gran ayuda ya que facilita la liberación de la tensión acumulada, ayuda a dormir mejor y mejora la estabilidad emocional. Mantener buenas relaciones personales En nuestro día a día a veces es muy fácil caer en un aislamiento social por falta de tiempo. Dedicarnos tiempo a nosotros mismos es importante, pero también dedicar tiempo a nuestro seres queridos. Cuidar nuestra vida social y valorar los momentos que pasamos con nuestro grupo de apoyo es esencial para la estabilidad mental. Debemos ser capaces de saber cuando pedir ayuda y apoyarnos en otras personas, no tenemos que pasar por todos los baches que se presenten en la vida solos. Organizar el tiempo Si gestionamos nuestro tiempo vamos a ser capaces de estar más relajados, enfrentarnos en un orden lógico y práctico a las obligaciones y reservar espacios para el ocio y relaciones personales. Además evitaremos procrastinar y conseguiremos reducir nuestros niveles de ansiedad y estrés. Gestionar emociones Distinguir y hablar sobre ellas puede ayudarnos a sobrellevarlas. Además ser capaces de entenderlas y aceptarlas nos proporciona un mayor control sobre ellas. Ser asertivo Al igual que conocer nuestras emociones y hablar sobre ellas tiene un efecto positiva en nuestra salud mental ser capaces de decir “no”, expresar lo que pensamos y aprender a defender nuestras opiniones nos evitarán situaciones de mucha frustración y rabia ante las injusticias que valoramos en nuestras relaciones. Además si somos capaces de valorar y defender nuestros pensamientos estaremos mejorando nuestra autoestima y nos sentiremos más felices y realizados. Practicar la resiliencia Adquirir y entrenar las herramientas y estrategias de afrontamiento adecuadas para sobrellevar las demandas y adversidades de nuestro día a día es esencial para poder desarrollar una buena estabilidad emocional. Pedir ayuda si nos vemos sobrepasados Saber decir “basta”, “ no puedo más”, “necesito ayuda”, es vital para enfrentarnos a nuestros problemas. No estamos fracasando, es sano saber dónde están tus límites y no sobrepasarlos. Es esencial saber cuando no podemos con todo o no podemos nosotros solos con una situación. Como hemos comentado antes, es muy importante saber expresar nuestros sentimientos y necesidades con nuestros seres queridos, pero también debemos tener en cuenta que podemos pedir ayuda profesional si queremos salir de una situación complicada en la que estamos estancados o si tenemos un dificultad de la que no podemos hacernos cargo solos. Los profesionales de la salud psicológica pueden ayudarte a potenciar todas estas herramientas y estrategias necesarias para cuidar de tu salud mental, no solo ponemos solución a los problemas, también ayudamos a prevenirlos y a que no se conviertan en una dificultad real.
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