Seguro que si hablamos de miedos o temores a todos se nos ocurren un listado de cosas que nos pueden provocar estas emociones desagradables. Las fobias se encuentran entre los trastornos de ansiedad más frecuentes en las personas. Tener miedo es completamente normal, el problema viene cuando ese temor nos impide continuar con nuestra vida cotidiana. Cuando esto ocurre y el temor causa una gran ansiedad interfiriendo en nuestra vida, estamos hablando de una fobia. ¿Qué es una fobia?Es un conjunto de emociones negativas que se activan ante la presencia o ante la anticipación de un estímulo determinado que nos produce ansiedad y miedo. Estas respuestas emocionales nos afectan a nivel psicológico, emocional, conductual y físico. Es decir, no sólo sentimos miedo también podemos llegar a tener sensaciones físicas comunes a los trastornos de ansiedad como palpitaciones, sensación de ahogo, mareos o dolores corporales. Durante nuestra vida, podemos asociar un objeto, situación o ser vivo a un temor elevado o sensación de asco, pudiendo memorizarlo y dejando una huella que relaciona posteriormente a la aparición de ese objeto o similar a esas sensaciones desagradables. En estos casos cuando aparece el estímulo, o cualquier asociación con él, de nuevo volveremos a sentir esta sensación traumática del pasado, manteniendo en el tiempo el temor y pudiendo agravar la situación. Muchas de estas fobias se desarrollan durante la infancia, pero también pueden desarrollarse en la edad adulta. No todas requieren que la persona haya sufrido el suceso, también pueden aparecer por ser testigos de algo traumático o ser transmitidas por creencias erróneas que se adquieren durante el ciclo vital. A veces las fobias son tan intensas que determinan ciertos aspectos de la vida de la persona. Por ejemplo: imagina alguien con un miedo atroz a las hormigas o cualquier estímulo que relacione con ellos, como puede ser otro insecto que se le parezca. ¿Qué se siente cuando la sufrimos?El miedo es una emoción adaptativa que nos permite poner en marcha todo nuestro sistema de alerta para enfrentarnos una situación de peligro. El problema es que cuando hablamos de fobia, estas respuestas son ante estímulos que no suponen un peligro real o son reacciones desproporcionadas a estos estímulos, que lejos de ayudarnos nos impiden continuar con nuestro día a día. Las personas pueden ser conscientes de que estos miedos son irracionales y desproporcionados, pero aun así no pueden evitar que se activen todas las respuestas emocionales, físicas, cognitivas y conductuales que les despiertan estos estímulos. Solo el hecho de pensar en ello ya genera ansiedad a los individuos. Todo esto provoca que la persona pueda llegar a aislarse o evitar situaciones cotidianas necesarias para su desarrollo personal, que también afecte a su salud física, como puede ser cuando sufrimos odontofobia (miedo al dentista), e incluso a su vida laboral porque desatienda sus responsabilidades por evitar estos estímulos o situaciones. Todo esto no solo nos afecta en el ámbito que perjudica o limita la fobia, también puede traer consecuencias a nuestra autoestima o autoconcepto al no poder controlar la situación. Respecto a nuestro círculo social es posible que no entiendan lo que nos pasa, ya que las personas tienden a valorar esos miedos desde nuestra perspectiva y no entendemos que para quien sufre de una fobia ese temor es real, aunque sea desproporcionado. Esto puede causarnos sentimientos de culpa y vergüenza. Es por ello que es importante ser consciente de estas problemáticas para poder pedir ayuda y ponerle solución antes de que nos pase factura a nuestra salud emocional y física. ¿Cuales son los síntomas más comunes de una fobia?
Aunque la clasificación de las fobias no puede abarcar todas las existentes, podemos hablar de: Fobias específicas Hacen referencia a aquellas que se refieren a un estímulo concreto, como por ejemplo el miedo a un animal. Fobias situacionales Hacen referencia a aquellas que están relacionadas con una situación concreta, como por ejemplo el miedo a volar. Ambos grupos pueden ser identificados y separarse del resto con facilidad. Fobia social Harían referencia a aquellas que tienen que ver con las interacciones sociales. La fobia social es altamente incapacitante, ya que nos limita en muchas facetas diferentes como encontrar trabajo, enfrentarnos a pruebas académicas, pedir ayuda, relacionarnos de forma íntima, hacer amigos, expresar opiniones o establecer límites. ¿Cómo puede ayudarnos la terapia psicológica a afrontarlas?La ayuda psicológica ha resultado ser muy útil y exitosa en el tratamiento para superar las fobias. La terapia cognitivo-conductual emplea técnicas para reaprender estas sensaciones de ansiedad y miedo a través de la exposición controlada y gradual a los estímulos fóbicos. El/la psicólogo/a podrá dotarte de herramientas para hacer frente a las sensaciones físicas que provocan y poder luchar contra los pensamientos negativos y anticipatorios que aparecen con las fobias. Además de que podrás afrontar estos miedos con el apoyo y acompañamiento profesional para que el proceso sea llevadero. Tener una fobia no te convierte en una persona menos válida o valiente. Ser capaz de afrontarlo y ponerle solución requiere de mucha fortaleza y eso te convierte en una persona que afronta sus miedos y es capaz de pedir ayuda cuando la necesita.
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