A lo largo de nuestra vida pueden aparecer adversidades y situaciones que nos pueden generan malestar emocional. Aunque no siempre podamos enfrentarnos a ellas de forma asertiva, es importante tener herramientas para abordarlas de forma constructiva, evitando caer en el victimismo prolongado en el tiempo. Evidentemente, habrá situaciones en las que seremos víctimas de una situación que nos lleve a un estado vulnerable. No es cuestión de no permitirnos estar mal, pedir ayuda o tener derecho a expresarlo. Cuando hablamos del victimismo como algo negativo, siempre debemos contemplar el tiempo como variable principal del problema. Quedarnos anclados por tiempo prolongado en este rol nos impide seguir con nuestras vidas, buscar soluciones y afrontar. ¿Qué es el victimismo?Hablar de victimismo implica hablar de actitud, de la percepción propia y constante de ser víctima de una situación o circunstancias. Esto nos lleva a ver los problemas y dificultades personales como culpa exclusivamente de factores externos. Y aquí está el problema, no es una cuestión de que tengamos más o menos culpa, sino de coger responsabilidad en nuestra situación y poder hacer algo para cambiarla. Ya sean acciones que influyen directamente en la solución del problema o, por ejemplo, pedir ayuda. El victimismo nos ancla y puede convertirse en una barrera. Nos vuelve evitativos, poco resolutivos y nos impide tener motivación para el cambio. Tener una personalidad victimista impide que salgamos de nuestra zona de confort, que veamos con mayor claridad otras opciones, que tomemos decisiones, incluso que pidamos ayuda. Volvemos a remarcar que no hablamos de cargar con todo el peso de los conflictos, pero necesitamos ubicar cuál puede ser nuestro papel para mejorar esas situaciones, independientemente del motivo por el que aparezcan. El rol victimistaCuando hablamos del rol victimista estamos hablando de un mecanismo de defensa para evitar la ansiedad, el sufrimiento o el miedo. Si no afrontamos determinados problemas, a corto plazo, puede parecer que los evitamos. La recompensa inmediata de posicionarnos constantemente en el papel de víctima, y por ello evitar la responsabilidad del cambio, es cómoda instantáneamente, aunque tiene consecuencias a medio y largo plazo perjudiciales para nuestra salud mental. Si lo pensamos tiene sentido. Sí, atribuimos los errores y malestares a factores externos, nos dependemos de la culpa, una emoción muy incómoda. No siempre vamos a poder afrontar solos la idea de que nos estamos anclando en el victimismo y es necesario muchas veces pedir ayuda para salir de ahí. Podemos afirmar, entonces, que alargado en el tiempo y como forma única de afrontar los problemas o un problema en particular, es un estado desadaptativo. Evidentemente, no es algo que solo influya a la persona que está en estas circunstancias, afecta a todo. El entorno suele volcarse en las personas que expresan desde este rol con cuidados, atenciones, compañía… Evidentemente, cuando alguien a quien quieres o que forma parte de tu círculo cercano está mal, esta actitud es buena y necesaria. El contexto alimenta este papel en el que podemos quedarnos atrapados por la buena intención de nuestros seres queridos. Las personas que adoptan este rol pueden ser muy demandantes, esperando que otros satisfagan sus necesidades, sin asumir responsabilidades y sin actitud para el cambio. Básicamente, el entorno llega a sentir que haga lo que haga no sirve de nada y esto alimenta el propio estado de víctima de quien lo sufre. Por eso es importante entender que no hablamos solo de cambiar de actitud o de percepción, hablamos de salir de un estado que empeora y dificulta todas las áreas y facetas de nuestra vida. Los Peligros del VictimismoEmociones negativas: La pérdida total del empoderamiento de la persona que se encuentra en una sensación constante de falta de control, impotencia y frustración. Al atribuir todos los problemas a factores externos, exclusivamente se pierde, poco a poco, la capacidad de tomar decisiones y de buscar soluciones. Relaciones sociales: Las personas atrapadas en el victimismo pueden experimentar dificultades en sus relaciones en todos los entornos. La demanda constante de atención y validación puede generar tensión, desgaste y frustración. Impacto en la Salud: Evidentemente, mantenerse en este estado promueve el desarrollo de problemas en nuestra salud mental, como ansiedad o depresión. No ser capaz de encontrar solución o disipar un futuro diferente para afrontar un problema es un estresor constante que disminuye nuestro bienestar emocional, psicológico y físico. ¿Qué podemos hacer?Potenciar la resiliencia Potenciar las capacidades para adaptarnos a los cambios y superar las adversidades es esencial para no caer en el rol victimista ante los conflictos. No hablamos solo de ser capaces de superar los problemas, hablamos de ser capaces de adquirir un aprendizaje de ellos, aunque no siempre acaben como nos gustaría. Autoconocimiento Reconocer, comprender y aceptar que tenemos una mentalidad victimista es el primer paso, pero evidentemente es complicado verlo cuando estamos en ese estado. Podemos caer en el polo opuesto y ante cualquier situación en la que nos sentimos mal, no permitirnos hacerlo. Detectar desde dentro esta situación implica conocerse. Reflexionar sobre nuestras respuestas ante la adversidad, ante el problema que estamos intentando afrontar y asumir responsabilidad, aunque no nos sintamos los culpables de ello. De esta manera podemos identificar patrones de pensamiento que pueden estar siendo limitantes. La satisfacción como arma ante la negatividad No hablamos solo de ser capaces de no tener una mentalidad negativa constantemente, también hablamos de potenciar las cosas que tenemos y que pueden darnos la energía necesaria para afrontar y dar el paso para el cambio. Asumir la Responsabilidad Hablar de responsabilidad no implica sinónimo de ser culpables de una situación. La responsabilidad es reconocer que tenemos la capacidad de influir en nuestra vida ante situaciones que incluso no hemos provocado o buscado. Asumir responsabilidades es darnos un papel activo ante el problema. Establecer metas realistas Ante cualquier solución que busquemos debemos posicionarnos desde un punto de vista realista. Tan peligroso es caer en el pensamiento automático de que no podemos hacer nada, como querer abarcar y abordar los problemas sin valorar las herramientas y recursos de los que disponemos. Por todo ello…Es importante no confundir el victimismo con permitirnos estar mal o con un proceso de duelo. Cuando hablamos de victimismo patológico hablamos de todos estos factores que hemos nombrado anteriormente alargados en el tiempo de forma disfuncional. No poder con todo, necesitar ayuda, expresar las emociones negativas o permitirnos estar mal, NO es ser victimista, aunque sean rasgos que se comparten con personas que han adquirido este rol. Debemos entender que al igual que un estornudo puede ser síntoma de un resfriado, no por ello nos impedimos estornudar. Con temas como el rol victimista pasa lo mismo. Que alguien exprese su malestar o que se sienta víctima de una situación no hace que esté sufriendo la dificultad que hemos abordado en el artículo. Pese a todo ello, si sentimos que podamos estar atrapados en una situación de la que no conseguimos avanzar de este papel o consideramos que alguien de nuestro entorno lo está sufriendo, podemos pedir ayuda. Los profesionales de la salud mental pueden ayudarnos en el desarrollo de herramientas y estrategias de afrontamiento para encontrar soluciones, potenciar la motivación para el cambio y establecer límites. Convertirnos en personas más resilientes es algo fundamental para nuestro empoderamiento.
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