Cuando hablamos de vigorexia hacemos referencia a una preocupación en exceso sobre la imagen corporal buscando desarrollar un cuerpo atlético. Se tiene una imagen distorsionada percibiendo una delgadez que va en contra de su deseo de desarrollar su musculatura. Vivimos en una sociedad en la que el culto a la imagen es cada vez mayor. Las redes sociales, la publicidad, los cánones de belleza, los filtros que podemos utilizar para cambiar nuestra imagen y “mejorarla” en función de las leyes estrictas sociales que rodean los conceptos de belleza. Tanto que la autoestima se asocia directamente a nuestra imagen, al físico, al peso, a la estética, al tamaño… Aunque en este artículo vamos a centrarnos en hablar de la vigorexia, qué es y como puede afectar a nuestra vida, es importante entender como todos estos estereotipos de belleza afectan a nuestro estilo de vida, satisfacción y salud. ¿Qué es la vigorexia?Como hemos comentado antes, se caracteriza por una exigencia extrema en el desempeño de la actividad física y una alimentación controlada obsesivamente para conseguir estos objetivos. Puede ir acompañada de consumo de suplementos alimenticios no saludables y peligrosos. Aunque la clave está en la imagen distorsionada que se genera, en la percepción que se tiene del propio cuerpo. Su tamaño, su forma, su peso… Se tiene una visión de mayor delgadez y debilidad de la real. Todo ello puede llegar a dejar consecuencias físicas, psicológicas y emocionales. Afecta a nuestras relaciones y satisfacción personal y al funcionamiento normal de nuestro día a día. Cuando hablamos de vigorexia no estamos hablando de una rutina de alimentación y ejercicio saludable, hablamos de algo que se convierte en conductas nocivas y debemos diferenciar una cosa de la otra. Al final las conductas pueden ser similares, pero la clave está en el extremo al que se llevan y en como dejamos que afecten a todas esas facetas de nuestra vida. No hablamos de exigencia deportiva. Síntomas de la vigorexia y claves para detectarlo
¿Cómo puede afectar la vigorexia a nuestras vidas?Lo primero de todo es entender que la vigorexia tiene un origen cultural. Como hemos comentado antes, los medios de comunicación, redes sociales e ideales establecidos nos incitan a desear unos cuerpos con formas, pesos y tamaños determinados. Es mucho más común en varones que en mujeres, dada precisamente a esas diferencias culturales en las características que se exigen de belleza a hombres y mujeres (diferentes entre sí). Una de las principales consecuencias de padecer esta problemática es la falta de moderación en sus rutinas de ejercicio y alimentación. No hay un equilibrio entre el día a día y lo que se exigen para conseguirlo. Se dedica más tiempo al deporte que a ninguna esfera de la vida y deja de ser una pasión, hobby o conducta enfocada a mejorar la salud para ser el foco principal de presión y ansiedad para la persona. La vida social, laboral, familiar o de pareja puede verse directamente afectada. Toda gira en torno a sus rutinas, suponiendo grandes barreras en situaciones que pueden ser comunes y cotidianas en la vida. Tener una comida de trabajo y no poder controlar al cien por cien lo que se come o sufrir un imprevisto que les impida ir al gimnasio si lo tenían planeado, genera emociones como la culpa, rabia, tristeza y todo acompañado de una gran ansiedad. Por supuesto la autoestima sufre muchísimo en este proceso. Si solo relacionamos un tipo de cuerpo y características con lo bello y deseable podemos sufrir una distorsión de nuestra imagen corporal y vamos a tener graves consecuencias en nuestra valoración. Los pensamientos intrusivos son muy recurrentes y comunes en estos casos, pero dado que los actos que se llevan a cabo para buscar ese cuerpo que si tiene como “ideal” no tiene resultados inmediatos, genera muchísimo estrés e insatisfacción crónica sobre la propia imagen. No se establece una buena relación con el aspecto físico ni con el deporte. Se deja de disfrutar por completo de ello, ya que nunca se tiene la sensación de hacer lo suficiente. Evidentemente, no hablamos solo de consecuencias en el ámbito emocional y psicológico. Afecta también a la salud física. Pueden sufrir daños a nivel muscular, en los huesos y en las articulaciones. Si entra el juego del consumo de sustancias nocivas como anabolizantes de forma regular se pueden sufrir daños renales o infertilidad, por ejemplo. Pide ayudaEs importante entender las graves consecuencias que pueden tener estas distorsiones corporales y comportamientos para nuestra salud. Los problemas pueden empezar siendo leves o disfrazándose de conductas saludables y aquí reside uno de los grandes peligros de la vigorexia, se puede confundir con una preocupación sana para el cuerpo y la alimentación. La terapia cognitiva conductual ha demostrado ser muy efectiva cuando se trabajan trastornos dismórficos corporales. Se persigue con ella que el paciente acepte y haga consciente su problema, se aleje del pensamiento de que sus conductas son saludables y que lejos de ayudarlo están afectando negativamente a todas las esferas de su vida. Que encuentre otras actividades que le gusten y le generen satisfacción. Se trabajan esos pensamientos intrusivos y esas ideas erróneas que se han creado sobre el propio cuerpo y los modelos y cánones de belleza desarrollando una imagen de sí mismo más realista y positiva.
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