Qué es la terapia familiar y cómo puede ayudarnos en Valencia

Cuando pensamos en ir a terapia solemos tener la idea predeterminada de sesiones individuales entre paciente y psicólogo. Cada vez es más común la demanda de otro tipo de terapias como la de pareja o terapias grupales para trabajar determinadas problemáticas.

Hoy vamos a hablar de la terapia familiar, en la que son todos los miembros (o parte de ellos) y su relación la que se trabaja.

Puede que el motivo de iniciar este tipo de terapia sea por parte de un miembro específico, pero el objetivo no es buscar un culpable, es trabajar en mejorar la relaciones e interacciones de todos los miembros de la familia y mejorar así el estado emocional, mejorar la comunicación y dotar de herramientas para generar estrategias de afrontamiento de esos conflictos que pueden surgir.

¿Qué es la terapia familiar y cómo puede ayudarnos?

Este tipo de terapia se diferencia de la terapia individual, ya que el objeto de intervención no es una persona determinada, sino un núcleo familiar entero. Aunque esté compuesto por diferentes personas se trabaja conjuntamente, promoviendo la colaboración y la escucha entre sus miembros que son guiados por el terapeuta, independientemente del origen del problema. 

La familia, entendiendo que existen diferentes tipos de familia, se trata de un elemento fundamental que funciona como modelo para aprender a relacionarnos, comunicarnos con los demás y con el mundo. Influye directamente en nuestro desarrollo del apego

Os dejamos un artículo en el que hablamos sobre el apego en los niños.

Modelos de crianza muy permisivos o demasiado severos pueden generar relaciones y dinámicas desagradables dentro de la familia, tanto a nivel emocional como en las conductas que se producen entre ellos/as.

En estos casos se busca que las familias tengan patrones y estrategias educativas que potencien los aspectos positivos en la relación entre progenitores/cuidadores y los miembros más dependientes.

El objetivo principal que se persigue en la terapia familiar es modificar esos patrones nocivos o que generan malestar a uno o más miembros de la familia y que las interacciones puedan ser satisfactorias.

Las causas de estos problemas pueden ser diversas y por ello es importante indagar tanto en lo que está ocurriendo y generando el malestar en la actualidad, como en el pasado, en esas causas y orígenes de los patrones relacionales que se han formado.

Puede haber una demanda concreta en la que centrarse, pero la intervención se plantea desde un enfoque amplio que abarca a todos sus miembros, relaciones, problemas y malestares, creando juntos ese pequeño viaje en el que se interviene en toda la historia familiar.

Algunas causas posibles son:

• Mala comunicación entre uno o más miembros de la familia.
• La gestión emocional
• Faltas de respeto
• Conductas de violencia o agresiones
• Las normas familiares: carencia o exceso de control
• Dificultades económicas o en el hogar que acaban por afectar a la relación.
• Tomar decisiones importantes juntos.
• Enfermedades físicas o psicológicas.
• Adicciones.

¿En qué casos se puede aplicar?

Crisis entre los miembros de la familia o algún aspecto que les afecte

Ciertos acontecimientos vitales pueden ocasionar conflictos que no llegan a solucionarse. Ya sean momentos de crisis individuales, como un cambio de trabajo, un duelo o crisis que afecten a más miembros de la familia como el nacimiento de un hijo/a, un traslado o la muerte de un ser querido, son aspectos que influyen a toda la familia.

Relaciones de pareja

Aunque en este artículo no hablemos de la terapia de pareja específicamente, la terapia familiar contempla los problemas que pueden surgir en cualquier modelo de familia. Infidelidades, dificultades en la comunicación, rutina, incompatibilidad, convivencia… Son motivos de consulta muy frecuentes en las relaciones.

Problemas en uno de los miembros de la familia

Esto suele ocurrir sobre todo cuando es uno de los miembros más pequeños de la familia quien tiene la dificultad. Las personas responsables a su cargo, ya sean padres, madres u otra figura de cuidado buscan la ayuda para ponerle remedio al problema.

Es en este tipo de intervenciones son las familias quienes acogen el papel de coterapeuta para seguir trabajando los problemas en casa y facilitar el desarrollo de esas herramientas necesarias para salir del problema y mantener los cambios.

Traumas

Otro caso que puede afectar a las familias pueden ser las experiencias traumáticas, que afectan en la convivencia ya sean compartidas o individuales.

Podemos estar hablando de un accidente, situaciones de violencia, duelos, pérdidas de un ser querido o una catástrofe que se haya sufrido.

En todos estos casos tener un buen grupo de apoyo es esencial para poder afrontar y salir de estas situaciones, de ahí que la implicación familiar sea esencial.

Apoyo ante la terapia individual

Al igual que hemos comentado en el caso de los hijos o hijas, la familia puede ser una herramienta terapéutica muy útil para apoyar el tratamiento de una psicopatología concreta que sufra uno de los miembros. Siendo esencial para su recuperación, el mantenimiento de los cambios y la evaluación y recogida de información.

Acompañamiento en un proceso de tratamiento de las adicciones

En el tratamiento a las adicciones es un poco más común la implicación de la familia y el grupo de apoyo de la persona. Las personas más cercanas a quienes sufren esta problemática pueden ayudar a gestionar este proceso y ayudar a evitar las recaídas.

Ya no solo en el proceso de tratamiento, sino que cumplen un papel esencial en que las personas aceptan y empiezan a trabajar en su problema.

Pide ayuda

La terapia familiar, como cualquier otro tipo de terapia, no tiene resultados inmediatos.

Es un proceso en el que hay que implicarse para afrontar esas situaciones desagradables que llegan a afectar a todos los miembros de nuestro núcleo cercano.

Pedir ayuda es complicado, encontrar el origen del problema o no entender o encontrar una causa determinada y concreta puede hacer que no lleguemos a solicitarla por no ubicar bien el malestar.

No siempre es una cuestión de problemas individuales o de pareja, puede afectar a más personas y esas herramientas que siempre hablamos que se pueden desarrollar de forma individual (escucha activa, mejorar la comunicación, la autoestima o el control/gestión emocional) pueden también trabajarse a nivel familiar.