Cuando hablamos de sexualidad la mayoría de personas piensan automaticamente en sexo entendido como relaciones sexuales. La sexualidad es muchísimo más que el coito o la penetración, aunque en esta sociedad todavía sea lo que más destaca cuando pensamos en ello. Todas las personas tenemos sexualidad, desde que nacemos hasta que morimos. Es un constructo que va desarrollándose a lo largo del ciclo vital y que implica no solo la erótica. Cuando hablamos de sexualidad hablamos de toda nuestra experiencia emocional y física. Hablamos de deseo, sexo, relaciones sexuales, género, expresiones, educación sexual, autoestima, masturbación, fantasías, amor, relaciones, emociones, sentimientos, cerebro, piel, sentidos… La desinformación a la que nos hemos visto expuestas la mayoría de personas esta basada en mitos y tabúes que existen entorno a la sexualidad y suelen marcan el aprendizaje de la mano de la pornografía sobre estos temas. Todo ello puede impedirnos en algún momento conocer, expresar y experimentar de forma adecuada la sexualidad. Estas barreras que podemos encontrar a lo largo de la vida, en ocasiones, pueden provocar dificultades sexuales que no solo afectan al momento de la relación sexual, también afectan a nivel relacional, emocional y de autoestima, con nosotros mismos y con los demás. ¿Qué son las disfunciones sexuales?Se consideran disfunciones sexuales aquellas alteraciones que afectan a la satisfacción sexual o a cualquier etapa de la respuesta sexual, impidiendo experimentar de forma positiva, agradable y placentera nuestras relaciones sexuales. Son fenómenos que pueden ocurrirnos desde siempre o desde un determinado momento y que afecta la experiencia sexual provocando malestar, dolor o incomodidad, limitando las relaciones íntimas. Pueden ocasionarse por causas físicas o psicológicas aunque en la mayoría de ocasiones, sea cual sea el origen, vienen acompañadas de una dificultad mental y emocional. Afectan tanto a hombres como a mujeres y pueden aparecer en cualquier momento, tengamos la edad que tengamos. Estas problemáticas suelen aparecer en alguna de las etapas de la respuesta sexual (deseo, excitación, meseta, orgasmo o resolución). Las disfunciones sexuales más comunes son:
¿Cómo detectar si tengo una dificultad sexual?Tenemos que tener en cuenta que la sexualidad y la satisfacción en las relaciones sexuales no es igual para todo el mundo. No existen unos criterios completamente rígidos para establecer un diagnóstico ante las disfunciones sexuales, aunque sí que habrán factores que los profesionales adecuados puedan evaluar cuando se presente el más importante: que a tí te genere malestar algo durante tu experiencia sexual. Es decir, la problemática comienza cuando el propio individuo no se siente agusto con sus relaciones, la intimidad con los demás o con su respuesta sexual. No debemos dejarnos llevar por lo que dictamina la sociedad como “normal”, ya que muchas de estas creencias están basadas en falsos mitos que alimentan estas dificultades. Como ejemplo vamos a hablar de la duración de una relación sexual para que se considere normal. NO EXISTE este tiempo. Si un hombre esta satisfecho con su erección o el tiempo que tarda en eyacular y no le dificulta una experiencia positiva de las relaciones sexuales no existirá ningún problema. Con esto no queremos decir que no puedan haber dificultades con un componente biológico medible. Lo que queremos decir es que la satisfacción, el placer y esta experiencia buena de la sexualidad es algo subjetivo y que pueden haber personas que con las mismas características en sus relaciones sexuales sientan que tienen un problema y otras que no. Al igual que cualquier cosa que nos ocurra y que nos impida disfrutar de nuestra sexualidad puede ser mejorada y trabajada, se considere una disfunción o no. Estas dificultades sexuales pueden ocasionar malestar no solo en nuestras relaciones sexuales, también afectan a nuestra autoestima y autoconcepto, a las relaciones personales o de pareja y a nuestro día a día, pudiendo generar ansiedad o estrés si no las solucionamos. Factores que pueden influir en el desarrollo de disfunciones sexuales
La terapia sexual puede ser la soluciónCuando tenemos una problemática, al igual que en cualquier faceta de la vida, solemos tenerla muy presente y pensar en ella todo el tiempo. Todo esto genera que estas ideas a las que le damos vuelta la conviertan en un círculo vicioso. A esto debemos sumarle, como dificultad extra, la poca naturalidad con la que todavía hablamos y nos enfrentamos a temas de sexualidad. Solemos tenerlo como una faceta íntima que compartimos con muy pocas personas y que la mayoría de personas no se sienten con la libertad para hablar de ella. Las disfunciones sexuales suelen comenzar con un episodio, que puede ser una primera experiencia o no, en el que nuestra respuesta sexual y nuestro cuerpo no reaccionan como hubiésemos querido (ya sea por alguna molestia, como dolor en la penetración o por no haber conseguido algo, como una erección o alcanzar un orgasmo) independientemente del motivo de su origen. Cuando vamos a afrontar el siguiente encuentro erótico ya sentimos cierta ansiedad anticipatoria, tenemos miedo de que nos vuelva a pasar y nos va obsesionando cada vez más esa idea. Este círculo vicioso alimenta nuestra dificultad o imposibilidad junto con cada vez más pensamientos sobre el tema. Esto no solo provoca el malestar asociado a no poder mantener relaciones íntimas como nos gustaría, también puede afectar a nuestro deseo sexual queriendo cada vez menos enfrentarnos a estas situaciones y evitándolas. Para romper este bucle es necesario pedir ayuda profesional ya que, como hemos comentado antes, esta situación puede acabar afectando a nuestras relaciones personales y nuestra calidad de vida. Todas estas dificultades y procesos pueden trabajarse en la terapia sexual con diferentes herramientas que te ayudarán no solo a superar la dificultad, también ampliarán los conocimientos en sexualidad y erótica para que tu experiencia sea todavía más plena y satisfactoria. Además como las causas pueden ser tanto de origen orgánico y/o psicológico también debemos tener en cuenta que su tratamiento puede implicar el trabajo multidisciplinar de los sexólogos y psicólogos junto con ginecólogos, fisioterapeutas y otros especialistas del ámbito de la salud. |
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