Temer a la muerte es una de las emociones más comunes. En todas las sociedades, ya sea en mayor o menor medida, se reflexiona y se “teme” a la muerte. No siempre este temor es algo que tengamos en la mente constantemente y en muchas otras ocasiones forma parte de nuestra moral, creencias y curiosidad. Si este temor pasa la línea al miedo constante, sí que puede ser algo limitante y problemático en nuestras vidas. Ya sea por la propia naturaleza de lo que es, inevitablemente, incertidumbre o porque en nuestra sociedad no es un tema del que se hable de forma natural o se eduque en él, muchas personas jóvenes y adultas viven con una problemática sobre ello. Puede que sea a raíz de una experiencia traumática, pero no siempre tiene un hecho concreto como explicación. Las personas pueden vivirlo en silencio, precisamente porque no es fácil hablar de ello. Abordarlo es esencial para poder tener un buen bienestar emocional. ¿Por qué le tenemos miedo a la muerte?El miedo a la muerte, conocido también como tanatofobia, tiene su origen en la incertidumbre. Incluso para aquellas personas que, por sus creencias, puedan sentir una guía en este tema, no podemos saber con certeza la realidad que esconde. Ya no solo hablamos de la propia muerte, sino el hecho de tener que dejar atrás a seres queridos puede generar mucho malestar antes incluso de que ocurra, el propio pensamiento, con o menor contexto. Desde un punto de vista psicológico, el miedo a la muerte es una respuesta natural al ser consciente de que nuestra existencia es perecedera, mortales. En cierta manera nos impulsa a cuidarnos y a evitar riesgos innecesarios, a preocuparnos por nuestro bienestar. Evidentemente, cuando ocurre desde un miedo disfuncional, no es nada sano porque interfiere en nuestro día a día. En la vida adulta, el miedo a la muerte puede aparecer por casuística muy diversa y variar en intensidad. Las personas adultas experimentan este miedo de manera más consciente que los niños. Pese a la incertidumbre, manejan mejor las ideas y dudas que surgen y aun así hay personas que sufren mucho con este tema. El miedo a la muerte en los niñosLos niños y las personas jóvenes no tienen la misma capacidad de comprensión para afrontar los pensamientos que puedan surgir sobre la muerte. Como, además, normalmente no es un tema que se aborde de antemano, se tiende a evitar, cuando aparece la curiosidad, sea por lo que sea, no tienen herramientas para afrontarlo. Aunque los niños no tienen una comprensión completa de la muerte como los adultos, también pueden experimentar temor o ansiedad relacionada con la muerte. A medida que crecen esta percepción cambia. En las etapas más tempranas del desarrollo no existe una comprensión nítida del concepto. Tienden a entenderlo como algo temporal o que puede revertirse. Es posible que si se han enfrentado a ella sea a través de un familiar cercano o una mascota y nuestra sociedad tiende a dar explicaciones ambiguas y no claras sobre ello. Esto es completamente lógico, las explicaciones a los niños deben de ser sinceras, pero adecuadas a su capacidad de comprensión. En etapas más adelantadas pueden empezar a entender mejor que es un punto de no retorno, que es permanente. Pese a ello, suele haber alrededor todavía mucha fantasía sobre el tema. Suelen tener también miedo a la separación y en función de los estilos de apego puede relacionarse un menor o mayor temor a ello, dado que lo interpretan como eso, la perdida del contacto y el vínculo. En la adolescencia las personas jóvenes ya acceden a información más adulta sobre el tema, más clara y directa. Esto no les libra de sentirse vulnerables sobre ella o sentirse sobrepasados si tienen alguna experiencia. Es importante que a medida que crece la persona crezca con ella una visión más realista sobre tema. Aunque a nadie le gusta hablar de la muerte, debemos desestigmatizar y naturalizar, conversar sobre ella. Es importante en procesos que sepamos qué puede ocurrir, como la enfermedad de un ser querido o una mascota, pero si de antemano dejamos algunos pilares claros, puede facilitar no desarrollar una mala relación sobre este tema. Cómo podemos abordar el miedo a la muerte en la familiaComo cualquier otro tema, abordar el miedo a la muerte, tanto en adultos como en niños, requiere una comunicación abierta y sincera, generar un espacio seguro y de apertura. Aquí algunos consejos para las familias: Propiciar conversaciones Se tiende a pensar que hablar de la muerte “porque sí” es macabro. No tenemos por qué forzar el tema, pero la vida está llena de oportunidades para intentar hacerlo de la manera más natural posible. En las personas más jóvenes podemos encontrar situaciones cotidianas, como libros, películas o situaciones que viven personas cercanas para sacar el tema. Aunque el tema puede ser desagradable por falta de costumbre, crear un espacio de escucha y validar los sentimientos puede ayudar a reducir la ansiedad. Adaptar las explicaciones Las personas más jóvenes van a necesitar entender un concepto que, por su propia naturaleza, es un poco abstracto para su comprensión. Podemos ayudarnos de libros y cuentos para introducir este tema. En función de su desarrollo podemos usar eufemismos para prevenir y poder expresar las cosas que han ocurrido y esto puede ser un error que genere confusión. Si decimos que alguien se ha ido a dormir, es lógico que piensen que pueden despertar o incluso si entienden que no, que tengan miedo a dormirse o que sus familiares duermen por si pasa lo mismo. Somos modelo Como personas adultas podemos tener miedos, pero debemos evitar mostrarlos a las personas más jóvenes porque podemos “contagiarlos”. Debemos encontrar nuestros propios espacios de apertura y desahogo fuera de ellos. Si no nos sentimos preparados para ser nosotros mismos quién aborde estos temas, podemos pedir ayuda. Buscar actividades que proporcionen consuelo Ante una situación que no podemos evitar que se enfrenten, como la muerte de un familiar o ser querido, podemos intentar compartir con ellos tiempo de calidad que les ayude a ubicar y entender lo que está pasando. Igual son solo acciones que les ayuda con el consuelo, pero es necesario que se sientan acompañados. La terapia como herramienta para el miedo a la muerteLa terapia psicológica es una herramienta muy útil para afrontar esta dificultad. Ya sea porque nosotros y nosotras mismas no podemos gestionar esa sensación y pasa factura a nuestra vida diaria o porque tengamos que dar apoyo y compañía a una persona que pasa por esta dificultad, puede darnos muchas herramientas para hacerlo. Entender el miedo El primer paso para abordar un problema es entenderlo y ubicarlo. La terapia siempre debe de ser un espacio donde sentirnos cómodos hablando y crear un espacio seguro para hacerlo. Entender la muerte nos permite identificar los pensamientos y creencias que alimentan el miedo a la muerte y a desarrollar estrategias para sobrellevarlo. Incluidas las que podemos desarrollar para ayudar a las personas más jóvenes. Gestión emocional Puede llegar a ser realmente abrumador tener que gestionar estas emociones. Es necesario no solo trabajar los pensamientos, también desarrollar estrategias para controlar las emociones. Técnicas de relajación para reducir la ansiedad en los picos de estrés sobre este tema, es un claro ejemplo de lo que puede aportarnos la terapia. Aceptación de la mortalidad Puede parecer una tontería decir que alguien debe aceptar algo tan lógico, pero no lo es. Si tenemos un miedo a algo, esto siempre va a ir acompañado de que nos cuesta aceptar sus consecuencias, por muy integradas o ciertas que sea. El miedo a la muerte es una experiencia universal, que nos genere más o menos malestar diariamente, está ahí para casi todas las personas. Podemos trabajar en que esto no nos limite el día a día y ayudar a las personas de nuestro entorno a que esto tampoco les pase. Si conseguimos también mejorar nuestro estado de ánimo y gestión mental, seremos capaces de disfrutar de los buenos momentos y evitar pensar en esos temores.
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