La ansiedad en una respuesta del organismo frente a una situación de peligro, cuando nuestro cerebro detecta un peligro ya sea real o imaginario, el organismo se pone en alerta y se suceden una serie de respuestas en el mismo, con el objetivo de que la persona pueda enfrentarse o huir de la amenaza. El trastorno de ansiedad viene cuando esa sensación de alerta la tenemos en situaciones cotidianas y se mantiene en el tiempo. Es en este momento es cuando se debe buscar un buen psicólogo que nos ayude a superar este trastorno. En Albiach Psicólogos realizaremos un tratamiento de la ansiedad personalizado para cada paciente a través de distintas herramientas que le ayudarán a controlar su ansiedad. TIPOS DE ANSIEDADTRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA (TAG) ATAQUES DE PÁNICO AGORAFOBIA SÍNTOMAS DE ANSIEDADLos síntomas de la ansiedad son sensaciones internas de alerta desproporcionadas ante un estímulo externo, estas sensaciones que percibimos no las controlamos y pueden ser:
CAUSAS DE LA ANSIEDADLas causas por las que una persona presenta el trastorno de ansiedad, en la mayoría de los casos son por problemas no resueltos que arrastra desde hace tiempo, factores hereditario, algún hecho traumático sucedido recientemente, problemas familiares o laborales. TRATAMIENTO DE LA ANSIEDADEn mi consulta, como psicóloga, utilizo la terapia cognitivo-conductual. Te enseñaré técnicas y herramientas para controlar tus emociones, pensamientos y comportamientos mejorando las áreas que te llevan a esa sensación de ansiedad y conseguir tu bienestar emocional. |
¿Por qué es tan importante que las mujeres que han sido maltratadas busquen ayuda psicológica y sigan una terapia determinada? Porque tras un determinado tiempo, la mujer ha desarrollado una serie de síntomas psicológicos crónicos que le han dejado una serie de secuelas.
La ansiedad se manifiesta de diferentes maneras, puede variar desde un simple nerviosismo hasta un gran pánico. De hecho, no se trata de un estado necesariamente negativo. Algunas personas pueden encontrar divertido y excitante realizar algo nuevo, aunque también se sientan un poco nerviosos.
Un ataque de pánico es algo que no se puede olvidar, y que suele marcar un antes y un después en la vida de la persona que lo sufre por primera vez. En este artículo quiero enseñarte cómo controlar la ansiedad cuando empiezas a sentir los primeros síntomas de un ataque de ansiedad.
El trastorno del sueño y el insomnio son dificultades muy habituales en nuestra sociedad.
El ritmo de vida con el que vivimos, el estrés, la mala alimentación o el sedentarismo son algunas de las causas de dormir mal.
La solución de conflictos en tus relaciones tiene solución si sabemos como enfrentarnos a ellos.
El crecimiento y el desarrollo personal de cada persona es uno de los ejercicios más importantes a trabajar en una persona.
A menudo, algunos de los problemas que manifestamos durante la vida es debido a una falta de atención y trabajo personal. En algunas ocasiones, nuestro estado de ánimo no es el idóneo y manifestamos estados de tristeza.
El crecimiento y el desarrollo personal son buenos para sentirnos en plenitud en todos los sentidos. A demás, también ayuda a afrontar la vida desde un punto de vista más sano.
Si necesitas ayuda para trabajar tu personalidad, a continuación, te damos 9 tips que mejoraran tu crecimiento personal.
La inseguridad puede hacer cambiar tu forma de ser o, incluso, hacer bajar el nivel de tu autoestima.
El miedo es una de las emociones humanas más temidas. Es el sentimiento más básico que podemos experimentar ya que cumple el papel principal de supervivencia.
El crecimiento post traumático es el cambio positivo que experimenta una persona después de sufrir una experiencia traumática.
La baja autoestima es uno de los trastornos que más padecen las personas del siglo XXI.
Se trata de la incapacidad o la dificultad que tienen las personas de valorarse y sentirse bien con una mismo. A demás, a menudo, las persona que lo padecen buscan incansablemente la aprobación de los demás.
El trastorno afectivo estacional se manifiesta cuando se producen los cambios de hora y el día se hace más corto
Las fiestas navideñas no son alegría para todo el mundo. Hay personas que manifiestan un sentimiento de angustia en Navidad.
Las calles y las casas se llenan de luces navideñas y árboles de navidad, pero a ciertas personas ese sentimiento no les llena. Estudios recientes aseguran que un sector de la población sufre estrés y ansiedad derivado de las celebraciones navideñas que acaban desarrollando un sentimiento de angustia en Navidad.
A lo largo de nuestra vida todos hemos sentido ansiedad. En mayor o menor medida es un estado que todos experimentamos y al que nos enfrentamos. Un examen, una entrevista de trabajo, un cambio de residencia, una situación de incertidumbre… Son hechos cotidianos en los que experimentamos ansiedad, aunque no siempre somos capaces de localizar el foco concreto que la provoca.
Las tareas del trabajo, los compromisos personales y nuestras obligaciones rutinarias afectan en el ritmo de vida que llevamos. Se nos pueden acummular trabajos pendientes y que su gestión nos genere ansiedad y estrés al no saber repartir nuestro tiempo en todo lo que realizar.
Cuando aparecen los cambios de temperatura en la primavera a veces nos sentimos cansados, tenemos fatiga, desgana… Todo este tipo de sintomatología se relaciona con la astenia primaveral. Aunque no se considera un trastorno como tal, lo que es evidente es que en muchas ocasiones afecta a cómo afrontamos nuestro día día de forma muy significativa.
Estrés, ansiedad, sentimiento de culpa, verse sobrepasado por la circunstancias, sentir que no puedes con todo…. ¿Alguna vez te has sentido así en el trabajo? Estás son algunas de las características que se presentan en las personas que padecen de este problema.
El estrés, la ansiedad y la prisa son factores de nuestro día a día que nos acompañan a la hora de hacer frente a la responsabilidades cotidianas. Trabajo, relaciones personales, la familia o las obligaciones son cosas que ocupan nuestro mente la mayor parte del tiempo.
Se acerca el final de las vacaciones de verano. Muchos estarán disfrutando de sus últimos días de descanso y desconexión.
Anticiparnos al peligro o a situaciones que son dañinas para nuestro bienestar, ya sea a nivel físico o psicológico, y activar nuestros mecanismos de alarma y defensa son características beneficiosas para nuestra supervivencia.
Recuerdos, adelantarnos a los acontecimientos, revisar experiencias que nos generan culpa o preocupación, tanto pasada como futura, pensar en qué podría ocurrir o haber courrido… La imaginación nos permite no solo experimentar el presente, también recordar nuestro pasado o adelantarnos a nuestro futuro y aunque esto enriquece nuestra experiencia vital, puede convertirse en una jaula de la que no podamos salir.
Nuestro día a día esta repleto de actitudes y comportamientos que realizamos, casi, de forma automática. Hechos que forman parte de nuestro repertorio cotidiano de conductas que nos ayudan a agilizar nuestra rutina y apoyan nuestras responsabilidades y tareas
Todos hemos vivido esas situaciones en las que fallamos una pregunta que nos sabíamos perfectamente o nos quedamos en blanco de repente, tras estudiar y memorizar a la perfección una materia.
Podríamos decir que estamos en una época de duelos por muchas razones diversas y entre ellas, lamentablemente, esta la pérdida de seres queridos en una situación completamente nueva para todos.
No es la primera vez que escuchamos que los extremos pueden acarrear consecuencias negativas, hasta los extremos de las cosas buenas. Pecar de optimismo y obligarnos a mantener un estado emocional siempre positivo y basado en interpretaciones sesgadas puede acarrearnos consecuencias negativas.
La crisis del coronavirus ha podido generar muchos problemas psicológicos derivados de la precaución e incertidumbre de toda la situación. Las alteración del sueño son una de las consecuencias que están sufriendo muchas personas a raíz de la pandemia.
En muchas ocasiones nos encontramos con algún momento de la vida en la que nos puede costar afrontar una situación, un problema o nuestras propias emociones. A veces, es muy complicado saber si es necesario pedir ayuda profesional y nos podemos llegar a plantear si realmente es lo suficientemente grave.
Todos hemos sentido en alguna ocasión que no podíamos con una situación determinada, en un momento de nuestra vida concreto o en general.
No siempre nos vemos capaces ni tenemos manos, ojos y tiempo para todo y todos.
Cuando nos enfrentamos a una exposición, una entrevista de trabajo, una reunión importante, una evaluación de una práctica deportiva o algo que requiera que nos estén observando mientras desempeñamos una actividad concreta, podemos sentir ansiedad, miedo o vergüenza.
La motivación es un principio básico de la conducta de todas las personas. Sin motivación no podemos pasar a la acción. Nos ayuda en el inicio, mantenimiento e incremento de las conductas, es decir, sin ella no podemos llevar a cabo las tareas diarias, ni las obligaciones, ni las metas. Ya sean conductas que nos resulten más o menos agradables siempre tenemos que tener motivación para realizarlas.
Seguro que si hablamos de miedos o temores a todos se nos ocurren un listado de cosas que nos pueden provocar estas emociones desagradables.
Las fobias se encuentran entre los trastornos de ansiedad más frecuentes en las personas.
Tener miedo es completamente normal, el problema viene cuando ese temor nos impide continuar con nuestra vida cotidiana. Cuando esto ocurre y el temor causa una gran ansiedad interfiriendo en nuestra vida, estamos hablando de una fobia.
Los cambios, las pérdidas, no conseguir nuestros logros o no poder tener unos objetivos y metas claras porque estamos en una situación de incertidumbre pueden acarrearnos consecuencias emocionales intensas y desagradables.
Cuando hablamos de dislexia nos referimos a un trastorno del aprendizaje muy común. Especialmente es detectado en la infancia y durante la etapa escolar, aunque sus consecuencias pueden afectarnos tanto de niños como de adultos. Afecta a los procesos de lectura y también repercute negativamente en la escritura.
Hace unos días se cumplía un año del confinamiento domiciliario que empezó a cambiar la vida de todos. Hoy, tras tantos meses de cambios, muchas personas continúan teniendo ansiedad, estrés y sufriendo las consecuencias de las pérdidas o de la soledad.
De ahí que vuelvan debates sobre la importancia de cuidar la salud mental y ponerla en el foco del bienestar de las personas, como un factor esencial que cuidar.
La fobia social es un miedo intenso y persistente que no solo afecta a nivel psicológico y emocional, también limita nuestras conductas y puede pasarnos factura a nivel físico.
Hemos hablado en otras ocasiones lo difícil que es enfrentarse a una situación de incertidumbre. Las personas tenemos una necesidad de saber que nuestra vida esta bajo control para sentirnos bien a nivel emocional. Esta sensación favorece también el sentimiento de seguridad.
El problema viene cuando necesitamos el control a toda costa, en cualquier situación y de manera urgente. Cuando somos incapaces de exponernos a cualquier situación de incertidumbre mínima y queremos controlar todo, lo que esta en nuestra mano y lo que no, lo que está pasando y lo que está por pasar. Lo real y lo que solamente imaginamos.
En nuestro día a día nos enfrentamos a circunstancias que se escapan de nuestro control y no ocurren como nos gustaría. Cuando hablamos de pensamientos negativos, no hablamos de un problema psicológico concreto.
Alguna vez has reflexionado sobre qué esperas de ti mismo/a. La respuesta a esta pregunta suele crearse no solo por nuestra propia opinión o valoración, sino que viene ligada a otras preguntas a las que les damos respuesta desde nuestro interior: ¿Qué esperan de mí los demás? ¿Qué debería de hacer? ¿Cómo debería ser?...
En ocasiones, las personas pueden llegar a sufrir mucho por lo que esperan de ellas mismas y lo que creen que esperan los demás, ya sea en el ámbito profesional o personal.
Los acontecimientos a los que nos enfrentamos en la vida pueden venir acompañados de pensamientos y sensaciones de desesperanza: “nada va a mejorar”, “no va a salir bien”, “no podré con todo” y un sinfín de pensamientos que nos hacen sentir desesperanza.
Podemos afirmar que es una creencia irracional, pero difícil de hacer consciente cuando la estamos experimentando y que va acompañada de una carga emocional que complica su gestión. Muchas veces la aceptamos como si fuera la verdad absoluta ante la circunstancia que estamos sufriendo, una regla que describe nuestra realidad y no es así.
Hemos empezado un nuevo año y con él muchas personas se plantean objetivos nuevos y alcanzar metas en las diferentes áreas de su vida.
El tema que vamos a tratar en el artículo de esta semana seguro que algunos y algunas de vosotras os sonará. A veces es una cuestión de etapas y otras se mantiene en el tiempo llegando a ser un problema que afecta a todas las facetas de nuestro día a día.
Sentirse mal en el trabajo o verse superado por la cantidad de responsabilidades y tareas puede resultar familiar a casi cualquier persona que se haya enfrentado a la vida laboral. Puede deberse al trabajo en sí que realizamos, a no tener el trabajo que deseamos en esta etapa de nuestra vida, a angustiarse por nuestro futuro profesional, a tener una metas muy elevadas o no encontrar las metas para sentirnos realizados.
Tener esa sensación de que siempre estamos pensando en algo, sea lo mismo o no, con una preocupación constante, genera tensión y malestar. La sensación de que no podemos desconectar es agotador. Acaba con nuestra energía y nos hace sentir frustrados cuando pensamos demasiado, incluso llevándonos a la parálisis, a no poder ni valorar posibles soluciones a lo que nos ocurre, solo pensar, pensar y pensar.
Cuando hablamos de cáncer las personas que lo sufren y su entorno se ven expuestas a una situación de incertidumbre y vulnerabilidad extrema. El diagnóstico no supone solo un vuelco en la salud física de las personas, afecta directamente a la estabilidad emocional y a todas las facetas de la vida.
Con el uso de las redes sociales podemos estar conectados a lugares, personas y sucesos sin estar presentes. Estas plataformas forman parte de nuestra vida diaria, de nuestras rutinas. Vemos, y casi podemos sentir, lo que están viviendo otros.
En pleno verano es muy común ver cómo las personas nos exponemos al sol para buscar un tono de piel bronceado. Habitualmente se valora positivamente este color de piel, relacionándolo con una mejora de la estética, pudiendo aumentar nuestra satisfacción corporal y mejorando nuestra autoconfianza.
Nada de malo tiene querer verse más bronceado en verano, si somos conscientes de los riesgos que puede traer la exposición al sol y las medidas de protección que necesitamos tomar.
Es muy común que tras el periodo vacacional nos sintamos desbordados por la vuelta a la rutina. Tanto personas adultas como jóvenes pueden verse afectados por el llamado “síndrome postvacacional” y con ello también podemos sentir mayor ansiedad.
Sabemos, y ya hemos hablado en otras ocasiones, que las vacaciones no son curativas por sí mismas, que debemos permitirnos descansar y desconectar. Para que sean realmente efectivas debemos de notar un cambio en nuestras rutinas de trabajo o de estudios. Así que volver a la normalidad implica volver a otros hábitos de los que hemos estado huyendo, en parte, durante unas semanas. Es decir, a unas conductas que tenemos desentrenadas.
En los últimos años, ha habido un aumento relevante en la demanda de ayuda para problemas de ansiedad en nuestra sociedad. Grandes y pequeños nos hemos visto sometidos a una serie de estresores que han venido acompañados de un incremento en los problemas de salud mental.
El año nuevo es un día que celebramos la mayor parte de las personas de nuestra sociedad y es una fecha muy señalada con muchos rituales asociados al establecimiento de metas y nuevos propósitos. Mejoras, cambios, ambiciones, todo ello con la mejor de las intenciones: convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos y dejar atrás lo que no nos gusta o nos hace daño.
Ir al psicólogo puede relacionarse, en algunas ocasiones, con debilidad. Con no ser capaz de resolver y afrontar los problemas por uno mismo.
Este es uno de los grandes estigmas y mitos de la terapia psicológica. Como comentábamos en el artículo anterior, muchas personas inician el año con nuevos propósitos y este arranque puede darnos el empujón para iniciar nuestro proceso terapéutico.
A lo largo de nuestra vida pueden aparecer adversidades y situaciones que nos pueden generan malestar emocional. Aunque no siempre podamos enfrentarnos a ellas de forma asertiva, es importante tener herramientas para abordarlas de forma constructiva, evitando caer en el victimismo prolongado en el tiempo.
A veces, tenemos la sensación de que todo nos sale mal, de que en nuestra vida nada está bien, que todo se derrumba, que pasan las cosas malas de golpe.
Podemos llamarlo mala racha o como queramos, pero nada tiene de raro o preocupante no estar siempre felices. Existe también una gran presión social relacionada con la felicidad, estar bien y el éxito, que por compararse puede llevar a sumar a la sensación de estar mal por él, simplemente de no estar tan bien como valoramos otras vidas u otras situaciones.
Esta sensación está ligada a varios factores psicológicos que podemos trabajar para mejorarla. No significa que no tengamos derecho a expresar nuestro malestar o que no sea real, que haya momentos que ocurren muchas cosas malas o simplemente no podemos gestionarlas, no encontramos la manera.
La memoria es una función cognitiva básica y esencial. Algunas personas pueden experimentar problemas de memoria en algún momento de sus vidas por diferentes casuísticas. Estos problemas pueden variar desde dificultades menores, como olvidos puntuales de cosas del día a día, hasta deficiencias más severas que afectan significativamente a todas las áreas de la vida.
La memoria es un proceso complejo y multifacético que juega un papel fundamental en la vida diaria y en la salud mental de las personas.
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