Poco a poco se van estableciendo proyectos educativos que tienen como objetivo integrar la educación afectiva-sexual en los colegios e institutos. Lo que no podemos negar es que el acceso a la pornografía es más fácil que nunca y no podemos controlar que no estén expuestos a estos contenidos pornográficos, que no reflejan la realidad de un sexualidad sana y responsable. Uso pornográfico en los jóvenesLa edad media en la que empiezan a consumir porno nuestros jóvenes es a los 10 años. Cada vez hay más datos que confirman el uso excesivo de la pornografía entre los adolescentes. Este consumo pornográfico sin control puede generar adicción y otras consecuencias a nivel personal que afectarían a sus vivencias como adultos. Cuando se visualizan materiales pornográficos se libera una gran cantidad de dopamina que facilita que el consumo se convierta en abuso. Además, las prácticas a las que se exponen acaban siendo su visión ideal de una relación sexual y les puede provocar mucha frustración cuando se inician en las relaciones sexuales o normalizar la violencia o abuso. Además, ya no hablamos solo de la visualización de contenido erótico. El sexting es una forma de mantener relaciones sexuales a distancia, compartiendo imágenes personales o videos con nuestras parejas o desconocidos, que cada vez se extiende más en nuestra población joven/adulta. Existe un peligro real de que los más jóvenes entren en contacto con personas que intentan manipularlos y puedan acabar compartiendo imágenes suyas y/o sufriendo extorsión por ello. Es esencial que controlemos los dispositivos móviles de los más pequeños y les alertemos de los peligro que puede conllevar las redes sociales y el uso de internet. Todos estos modelos de sexualidad que están a su alcance desde muy cortas edades se convierte en una bomba de relojería cuando no disponen de una formación previa. ¿Qué es la educación afectiva-sexual?Todas las personas desarrollamos la sexualidad. Desde que nacemos hasta que morimos, independientemente de si tenemos o no relaciones sexuales, está presente en nuestras vidas. El concepto de sexualidad va mucho más allá del coito, aunque los adolescentes siguen creciendo con esta idea central que reduce nuestra sexualidad en los genital y que tiene como referencia el porno. También tienen ideas erróneas del amor romántico, el consentimientos, el placer, las relaciones personales, la autoestima y la intimidad. La educación sexual es un derecho humano universal e implica, entre otras cosas, los derechos sexuales y reproductivos como individuo en nuestra sociedad. Todas las personas tienen derecho a tomar decisiones sobre su propio cuerpo, a expresar su sexualidad, su identidad, su orientación y a proteger su salud sexual sin sufrir ningún tipo de discriminación o violencia a nivel físico o psicológico. Esto solo podemos conseguirlo a través de los conocimientos y la educación desde los estadios más tempranos de la infancia y continuando hasta la edad adulta. De esta forma estaremos asegurándonos que los jóvenes de hoy en día se vuelven adultos responsables con su sexualidad y la de los demás. ¿A qué nos referimos con afectiva?La sexualidad influye en muchas facetas de nuestra vida, tanto íntima como social. Hablamos de identidades, de relaciones, de emociones, de deseos, de formas de comunicarnos, de amor, placer...Todas estas facetas son positivas y necesarias para nuestro desarrollo personal como adultos responsables y capaces de disfrutar de una buena salud sexual. Además, la educación afectivo sexual no se centra solo en el sexo como concepto de acto sexual. Amplía los conocimientos más allá de la prevención y afronta todo tipo de aprendizajes para entender y conocer nuestras emociones y que tienen como objetivo el respeto por la diversidad, la autoestima, los afectos, el consentimiento, roles y la libertad individual de elegir cómo quieren expresar todos estos aspectos de su vida sexual. ¿Qué podemos hacer?Vivimos en una sociedad hipersexualizada en la que las nuevas tecnologías ponen al alcance de los más jóvenes contenidos sexuales explícitos y los bombardean con ideas erróneas sobre el placer, el romanticismo, los celos, la posesión o la imagen. Además, tenemos una concepción coitocentrista del sexo y que acepta la violencia y objetivización de la mujer como objeto sexual. España es el país europeo con más adicción al móvil entre los jóvenes. Estas herramientas y nuevas tecnologías están presentes en sus vidas prácticamente desde que nacen y muchos empiezan a utilizarlas de manera individual desde muy jóvenes. Tienen las herramientas, tienen la curiosidad y la necesidad de aprender, así que debemos adelantarnos a este proceso inevitable y dotarlos de la información adecuada. Además con los más pequeños es necesario llevar un control de su uso con las nuevas tecnologías, para así evitar la visualización de estos contenidos inadecuados, y su uso excesivo que puede llevar a la adicción de las redes sociales o la pornografía. No siempre podremos evitar cuándo y cómo reciben esta información, pero podemos prepararlos para que cuando se vean expuestos a ella la interpreten como lo que es: mucha más ficción que realidad. Si nos adelantamos a este acontecimiento, si introducimos la educación sexual desde los estadios más tempranos de la educación (adaptándola a cada etapa educativa) podrán valorar, entender y vivir de forma más libre y plena su sexualidad. Al igual que si ya han tenido este contacto, podremos explicarles y hacerles entender que como en las películas de ciencia ficción, la sexualidad que nos muestran no es realista ni representativa. Como adultos, no esperamos a que nuestros hijos cumplan cierta edad para empezar a educarlos, desde que nacen está presente este concepto tan necesario. Respecto a la sexualidad, apartamos este ámbito esencial de todas las personas y lo dejamos de lado. Muchos ven un error hablar de sexualidad con los más pequeños porque creen que es un tema de adultos. Simplemente están proyectando lo que ellos entienden como sexualidad en la mente de los más pequeños, cuando no es así. Como en cualquier cosa, la educación sexual también se adapta a los diferentes estadios de desarrollo y en cada etapa se abordarán los conceptos adecuados, necesarios y adaptados a la edad. Es igual de importante que esta educación se de en los colegios e institutos, de la mano de profesionales y expertos en la materia, como que se en casa también. Los padres tienen la responsabilidad de dotar de conocimientos y acompañarlos y su maduración en todos los niveles, tanto emocional, afectivo, intelectual y psicosexual. Es una situación que todavía se hace difícil porque venimos de una educación carente de todo esto. Por ello, debemos ser conscientes de que podemos pedir la ayuda de un profesional para orientarnos en posibles problemáticas que puedan aparecer o para ayudarnos a abordar estas conversaciones de una manera sana y adecuada. |
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