Beneficios de acudir al psicólogo en Valencia

En muchas ocasiones los consejos se nos pueden quedar cortos, no porque sean malos o inapropiados, si no porque a veces necesitamos una aportación más concreta y profesional. 

La terapia psicológica nos puede proporcionar muchas herramientas para hacer frente a los problemas. Desde los más complejos y graves, hasta los más básicos del día a día y que por diversas circunstancias pueden sobrepasarse en algún contexto o circunstancia. 

Poco a poco vamos notando un cambio en el pensamiento de la sociedad sobre los motivos o la clase de personas que buscan ayuda psicológica. Los estereotipos de “debilidad” y “locura” van quedando atrás apostando por invertir en la salud mental y sobretodo en la prevención.

Aun así, para muchas personas tener que ir a terapia supone un “fracaso” o un síntoma de “debilidad” cuando, en verdad,  si inviertes tu tiempo en cuidarte y mejorar tus estrategias de afrontamiento puedes fortalecerte emocionalmente y aprender a adaptarte mejor. 

La terapia psicológica no sólo va enfocada para aprender a solucionar un problemas, si no para conocernos y crecer como personas en el proceso. Sobretodo, se ve como un recurso indispensable para aprender herramientas para enfrentarnos a las dificultades de cualquier índole que aparecen a lo largo de la vida. 

La importancia de la prevención

Los trastornos mentales no son el único motivo recomendado para acudir a terapia. Cuando estamos pasando una mala época a nivel emocional, caemos en hacer caso a esos mensajes dañinos de la sociedad que nos arrastran a creer que hay que ser fuertes y soportar porque podemos con todo. 

¡NO!, no podemos con todo y no pasa nada. Al igual que cuando nos resfriamos vamos al médico antes de que nuestros síntomas se agraven, también podemos ir al psicólogo antes de que ese estrés desemboque en problema de ansiedad, por ejemplo. 

No pasa nada, no importa, no es un fracaso. Es sano saber dónde están tus límites y no sobrepasarlos. Es positivo tener en cuenta cuando las ganas se agotan y las fuerzas se quedan en números rojos. Es esencial ser capaz de pedir ayuda cuando la necesitamos. 

La terapia es un recurso para todo el mundo y no sirve para solucionar nuestros problemas o que nos digan qué tenemos que hacer. Sirve para dotarnos de los recursos que necesitamos para poder hacer frente a la adversidad sin ver afectados nuestra salud y bienestar emocional. 

¿En qué puede ayudarnos? 

Mejora nuestro estado de ánimo

Cuando nos enfrentamos a las dificultades en un ambiente seguro y libre de juicios, estamos descargando las emociones que nos generan dolor o malestar. Conseguimos que mejore nuestro bienestar emocional y mental. 

Controlar los pensamientos negativos y rumiantes

A lo largo de nuestro día a día  nos enfrentamos a muchos pensamientos y creencias limitantes. La terapia te ayuda a identificarlos, hacerles frente y descartar los que son poco adaptativos e inciertos.

Nos dota de herramientas para enfrentarnos a los problemas

No podemos escapar de los problemas o los conflictos en nuestra vida. Las dificultades que se presentan, y a las que tendremos que enfrentarnos, nos sirven para crecer como personas y aprender de nuestros errores. Esto no significa que sepamos trabajarlos bien, superarlos, asumirlos o solucionarlos. Hay veces que ciertos problemas se nos hacen cuesta arriba y no encontramos la forma de librarnos de ellos. 

La terapia te aporta herramientas nuevas o te enseña utilizar las que posees de forma correcta para que puedas afrontar las dificultades que están y que pueden presentarse. 

No solo te ayuda una vez el problema ha aparecido, también te ayuda a que este tipo de conflictos los sobrelleves mejor y te afecten menos a tu estado de ánimo, permitiendo que te centres en la búsqueda de la solución con más facilidad y que seas capaz de anticiparte en el futuro. 

La asertividad, la resiliencia o estrategias para aumentar la autoestima son algunas de las herramientas que podemos trabajar y potenciar para hacer frente a los problemas y para empezar a sentirnos mejor con nosotros mismos. 

No tener miedo a salir de la zona de confort

La zona de confort es un espacio individual y personal que está compuesto por nuestras estrategias y actitudes que empleamos en nuestra vida y que nos hace sentir cómodos.

Son conductas que ponemos en marcha de manera automática. 

Cuando nos quedamos estancados en ella, no nos estamos permitiendo  lograr retos estimulantes, impedimos el crecimiento personal y no nos dejamos avanzar en nuestra vida (trabajo, estudios, sueños, metas por cumplir…). Quedarnos atrapados en esta “burbuja” que nos provoca estados de apatía, falta de ilusión e interés por las cosas y ese sentimiento generalizado de vacío.  

La incertidumbre, el  temor al cambio o el no querer enfrentarse a lo desconocido puede provocarnos ese miedo a dejar atrás el confort, pero si no damos ese paso será imposible avanzar. La terapia te ayuda a que este paso sea más llevadero y a afrontar la incertidumbre.

A valorarte y valorar a los demás

El trabajo introspectivo y de autoconocimiento que se da en terapia facilita que mejoremos la visión de nosotros mismos. Nos ayuda a que aceptemos nuestros límites y nos permitamos equivocarnos, pero también que admiremos nuestros logros y sepamos identificar nuestras fortalezas. 

Entender nuestras emociones 

Ser capaz de expresar y exponer tus emociones a otra persona facilita la comprensión de las mismas. Muchas veces juzgamos nuestras emociones como negativas o incorrectas sintiéndonos culpables por ellas y responsabilizándonos de todo lo que conllevan. El proceso de terapia te muestras como las emociones por si no son malas o buenas y que todas pueden ser beneficiosas y necesarias en ciertas circunstancias. 

Ser dueño de tu propia vida

Uno de los objetivos de la terapia es aumentar el control. No el control generalizado, el control de las situaciones que verdaderamente tenemos opción de manejar y de forma realista. Nos ayuda a descartar esas cargas que nos autoimponemos de forma irracional y a asumir y saber sobrellevar aquellas de las que debemos o queremos y podemos hacernos cargo. 

Como hemos comentado antes la terapia psicológica no tiene como fin solucionar los problemas, eso es una consecuencia del aprendizaje que hace cada uno en el proceso.