En los últimos años, ha habido un aumento relevante en la demanda de ayuda para problemas de ansiedad en nuestra sociedad. Grandes y pequeños nos hemos visto sometidos a una serie de estresores que han venido acompañados de un incremento en los problemas de salud mental. El año nuevo es un día que celebramos la mayor parte de las personas de nuestra sociedad y es una fecha muy señalada con muchos rituales asociados al establecimiento de metas y nuevos propósitos. Mejoras, cambios, ambiciones, todo ello con la mejor de las intenciones: convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos y dejar atrás lo que no nos gusta o nos hace daño. Puede parecer que ponerse metas cada inicio de año es un hábito saludable, pero como todo en esta vida, la forma en la que lo hagamos va a determinar cómo influye, ya no solo en el éxito o fracaso de nuestras intenciones, también en nuestra salud mental. El lado inflexible de la autoexigenciaVivimos en una sociedad en que la búsqueda constante de la perfección, del éxito, del triunfo, tanto a nivel personal como profesional, está en todas partes. Ya no hablamos de influencias ficticias como personajes de televisión, hablamos de unas redes sociales realmente agresivas con mostrar realidades que se escapan de la mano de la mayoría. No por falta de talento u otras virtudes, sino porque forman parte de unas nuevas ficciones más sibilinas y difíciles de diferenciar, sobre todo para las personas más jóvenes. Y con esto no queremos decir que todo lo que muestran las redes es falso o inalcanzable, simplemente es menos común y debería tomarse como una referencia nunca como una comparativa para determinar nuestra valía o nuestro éxito. Las redes sociales son solo un pequeño ejemplo para que entendamos a qué nos referimos con que el mundo actual es exigencia pura y dura. Podríamos definir la autoexigencia como una imposición de estándares elevados, como la búsqueda constante de la perfección (en sentido completamente subjetivo para cada uno/a, pero con un marcado componente e influencia social). Esto puede darse en un área determinada, como puede ser laboral, o en todas las áreas de nuestra vida. Por supuesto que establecer metas, objetivos y pasos para alcanzar lo qué queremos es algo bueno. La motivación se alimenta en todo el camino de lo que consideramos alcanzar el éxito, pero para no perderla ni dejar nuestra salud mental por ese sendero debemos considerar muchos factores, no solo el resultado final que buscamos. Debemos trabajar para que la autoexigencia sea una característica de nuestra personalidad que nos sume, una capacidad para establecer objetivos y saber qué herramienta poner en marcha para conseguirlos y no en una carga desmesurada más que añadirnos a la espalda. Pero no todo va a ser un discurso negativo hacia establecer metas, si tenemos en consideración ciertos factores, cerrar el año, valorando qué tenemos, qué queremos, qué necesitamos y qué recursos podemos acceder, puede ser un gran incentivo para nuestros proyectos personales y profesionales. Algunos consejos para establecer metasCuidado con las comparaciones Esta advertencia seguro que la habéis escuchado todos y todas alguna vez y es que las comparaciones son odiosas y aunque pueden servirnos de referencia, no solemos enfocarlas hacia el lado de la balanza adecuado. Podemos inspirarnos en otras personas para la búsqueda de nuestros objetivos, pero siempre teniendo en cuenta nuestros recursos y nuestros tiempos Y quiero hacer hincapié en los tiempos, porque la autoexigencia puede ser exacerbada, puede modificar nuestra percepción en una sola dirección: los éxitos de los demás. Esto genera una presión social constante por ser, por estar, por llegar a todo y acabamos incluso olvidando el objetivo principal de cualquier meta personal que es sentirnos mejor. Permítete la reflexión Siempre que hablamos de establecer metas, límites o de ser más resilientes, acabamos hablando de la palabra realismo. Parece fácil ser realista, pero sin algunos pasos previos, nuestra visión de recursos, cómo conseguirlos y nuestra capacidad para ponerlos en marcha pueden verse influenciados por muchos factores externos. Todo el rato nos bombardean con mensajes como “si quieres, puedes” con este tipo de pensamientos podemos caer en la trampa de creernos de verdad que solo depende de nuestra fuerza de voluntad y nada es así nunca. Evidentemente, debemos esforzarnos, debemos trabajar en establecer esos nuevos hábitos, pero conociéndonos y siendo comprensivos con nuestras circunstancias. Si quiero empezar a hacer deporte el próximo año debo considerar mis horarios laborales o de estudio, si tengo personas a mi cargo, mi ocio y mis relaciones personales. Cada cual sacará tanto tiempo como excusas para esto. Para evitar y superar precisamente esas excusas que nos han impedido establecer el hábito año tras año, tenemos que empezar con objetivos que nos permitan cumplirlos, disfrutar y querer más, sin abandonar el resto de placeres y obligaciones. Por ello, no te lances a escribir metas sin antes analizar tus circunstancias y hacer balance de las cosas que quieres mantener y las cosas que te gustaría dejar atrás. No te centres solo en un área de tu vida Trabajo, hábitos de salud, relaciones personales… Puestos a hacer un balance y una proposición de intenciones para alcanzar metas que te hagan feliz, valora todo el cómputo general. Probablemente, algunas de ellas están entrelazadas, codependan y ayuden a mejorar y poder llegar a ellas entre sí. Compártelas con alguien de confianza Aunque es algo personal y que puede quedar en tu absoluta intimidad, puede ser divertido, ayudar a aumentar la conexión y tener una visión externa para disipar dudas. Evidentemente, hablamos de una persona con la que podamos conversar y que sea consciente que no buscamos un juicio por su parte, un compartir y sumar. No te olvides de tu propia felicidad No caigamos en que todas las metas busquen el objetivo de mejorar por y para los demás, esas metas son nuestras y para nosotros. Aunque evidentemente muchas de ellas se traducen en éxito y valoración, deben ser para nuestra propia felicidad y mejora. Pide ayuda No solamente para establecer metas, identificar herramientas o potenciar recursos emocionales como la asertividad, resiliencia, establecer límites… Pide ayuda si te sientes mal, comunica, expresa y válida tus emociones y sé empático con la de los demás. Esta última frase mejoraría mucho la vida de todas las personas, si fuera un propósito de año común para toda la sociedad. Por nuestra parte desearos un feliz año nuevo y agradeceros la confianza que depositáis día a día en nosotras. ¡Seguimos! |
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