Perdonar y ser perdonado es algo muy importante para nuestro bienestar psicológico y nuestras relaciones sociales. A todos y a todas nos han podido hacer daño alguna vez, de manera consciente o inconsciente, igual que nosotros/as hemos podido hacer algo que haya hecho daño a alguien. Seguro que a lo largo de nuestra vida hemos estado en ambas caras de la moneda. Pedir perdón y perdonar no siempre es una tarea fácil, pero sí necesaria. Superar el daño que nos han hecho o cargar con la culpa de algo puede resultar un proceso muy doloroso, estemos en el lado que estemos y esta ira, resentimiento y angustia puede pasar factura a nuestra estabilidad emocional. Como veremos más adelante en este artículo vamos a centrarnos sobre todo en perdonar, pero no por ello siempre será sinónimo de reconciliación. ¿Como aprender a perdonar y pedir perdón?El perdón es una de las acciones que más determina las relaciones con los demás y con nosotros mismos. Muchas veces nos preguntamos si las personas merecen ser perdonadas por ciertas acciones, palabras o hechos que se han cometido. Las diferentes culturas, religiones y tradiciones hablan largo y tendido sobre los entresijos que suponen esta acción de soltar la rabia y el rencor, de aceptar los hechos y continuar hacia delante. Si además hablamos del perdón en las relaciones sociales más cercanas, el proceso se complica, ya que la ausencia de perdón puede afectar estos vínculos y a nuestra calidad de vida. ¿Entonces perdonar debe implicar siempre la reconciliación? La respuesta es no, porque si consideramos el perdón como algo que nos lleva solo a este camino podría ser perjudicial para nosotros y nuestros vínculos. De ahí viene también que se considere y se valore como una debilidad, Perdonar no se trata de eso exclusivamente, y por supuesto no se trata de eso siempre. La verdadera función del perdón es permitirnos seguir avanzando y habrá ocasiones que ese avance implique retomar y construir de nuevo la confianza u otros pilares de la relación, pero también puede implicar soltar y cortar, dejando de lado la ira y la rabia que tanto nos pueden estancar para un nuevo comienzo. Tampoco hablamos del perdón entendido como una virtud de permitirlo todo, de recibir golpes por amor o confundirlo con una forma de empatía. No hablamos de un acto que nos humilla, nos someta o permite que nuestra opinión y límites sean pisoteados; hablamos de aceptar la equivocación, ser conscientes del dolor que ha ocasionado y reconstruir o construir desde ese punto. De ahí que estemos hablando del perdón como un acto que es para nosotros, para nuestro avance, nuestro cambio y para también poder establecer nuevos límites y alejarnos soltando la carga. Tampoco hablamos de olvidar las cosas y hacer como si nada hubiera sucedido, porque entonces no podremos aprender de estas situaciones e incluso asumiríamos otras que podrían ser dañinas para nuestra vida. Cuando el enfado es reciente, es mucho más complicado contemplar el perdón como una opción, sobre todo si la gravedad o la cercanía de quien ha cometido el acto es muy cercana. Por eso perdonar es difícil y requiere tiempo, trabajo y mucho autoconocimiento, respeto y autoestima. La importancia de perdonarEl dolor se manifiesta en una serie de emociones, que aunque ya sabemos que todas son adaptativas, las sentimos como negativas. El rencor puede convertirse en un compañero de viaje que retroalimenta el enfado, la ira, la tristeza o la angustia, impidiéndonos a largo plazo aceptar lo que ha ocurrido y retroalimentar el problema, afectando a nuestra salud psicológica y relaciones sociales. De ahí la gran utilidad y valor de perdonar, sin que ello signifique que las cosas se solucionen de la noche a la mañana o que, en sí, cambien las acciones o resultados, pero sí supone un alivio poder afrontarlas desde un punto de vista diferente que nos permita avanzar. Perdonar no es sinónimo de retomar la relación con las personas o personas que te hicieron daño, implica escuchar, escucharnos, puede que permitir una explicación (esto dependerá de la gravedad o situación concreta. No siempre podremos tener una explicación) dejarnos un espacio, y con todas esas variables y habiendo reposado decidir qué queremos hacer. Perdonarse a uno mismoY aunque nos hemos centrado en ser capaces de perdonar, no solo hablamos de perdonar a otros, también es un proceso hacia dentro, un proceso interno con nosotros y nosotras mismas. Es un proceso realmente importante que tiene como objetivo aceptar nuestros errores, dejar de ver el pasado únicamente como algo negativo, asumir quienes somos y cómo somos, pedir ayuda y trabajar en nuestra autoestima. Perdonarse implica permitirnos ver la imagen general, tener la visión completa de lo que hemos sido, lo que somos y lo que queremos ser. La culpa suele venir acompañada de rumiaciones y pensamientos muy negativos que nos estancan y bloquean. Es cierto que nos ayuda a detectar y sopesar equivocaciones y acciones en las que no hemos actuado bien y puede permitiéndonos enmendar o mejorar la situación, pero la culpa tiene que tener un tiempo máximo de duración para cumplir su misión, si nos la quedamos de forma permanente nos estancamos. Perdonarnos a nosotros mismos nos permite abandonar esos pensamientos y dejar de obsesionarnos, nos permite pasar a la acción para avanzar en la situación y encontrar verdaderas soluciones. Ayuda a comprender y aprender de nuestros errores, ya que podemos ver con mayor claridad lo que hicimos y trabajar en ello objetivamente y detectar estas situaciones en el futuro de nuevo. Perdonar y perdonarnos nos ayuda también a empatizar más con los demás, a gestionar mejor las emociones ante estas situaciones. Pide ayudaSi sientes que te has estancado en un rencor, que te cuesta mantener una relación saludable con alguna persona que hay en tu vida, que no puedes cerrar una etapa o decir adiós a alguien o algo por un suceso que te estanca. Si crees que entablas relaciones desde un perdón patológico, de permitir cosas que en verdad no quieres o no te parece bien, puedes pedir ayuda. La ayuda psicológica puede darte las herramientas que necesitas para desenredar todos estos nudos, aceptar las emociones y encontrar ese camino al perdón respetando tus límites, decisiones y autoestima. Recordando siempre que este proceso no es solo hacia fuera o los demás, sino que también nos afecta con y para nosotros mismos. |
Si has llegado hasta aquí, ahora ni lo dudes; da el primer paso y reserva ahora mismo tu cita.
Es muy fácil, elige fecha y hora.RESERVA TU CITASi necesitas un psicólogo en Valencia pero te surgen dudas importantes, no dudes en consultarnos estaremos encantados de atenderte.
962 14 24 65 Escribir mailCONSULTA DUDASTe esperamos en nuestro centro de psicología en Valencia capital.
Calle Padre Tomás de Montañana 22, 1-F, Valencia 46023
Albiach psicólogos. Centro para el tratamiento de problemas psicológicos en Valencia.
Centro Autonímico Nº 20304
Aviso legal - Condiciones de privacidad - Cookies
Produce ilatina