La comunicación nos permite interactuar con nuestros seres queridos y conocidos, es esencial, parte de lo que somos y cómo transmitimos emociones y sentimientos. La comunicación no son solo las palabras. A lo largo del día no dejamos de comunicarnos en ningún momento, ya que comunicar es tanto hacer como no hacer, decir o no decir. Ser capaces de transmitir lo que pensamos y sentimos, de hacernos entender de manera adecuada ante los demás, es esencial para nuestro desarrollo personal y nuestras relaciones que afectan directamente a nuestra salud mental. La comunicaciónDefinir la comunicación no es algo complicado. Comunicarse implica un intercambio de información entre dos o más personas (u animales) usando diferentes códigos con los que transmitimos una información. Aunque definirlo no sea tan complicado, no siempre basta con emitir el mensaje, tenemos que conseguir que esa comunicación sea efectiva y para ello deberemos de acompañar el contexto, el entorno y las emociones y sentimientos de las personas implicadas. Por ejemplo, es necesario que la actitud y el contenido sean coherentes o que el mensaje que estamos intentando transmitir sea comprensible para las capacidades de las personas que intervienen (edad, idioma, contexto, cultura….). Como hemos dicho antes, la comunicación es algo más que decir palabras en un orden determinado. Comunicar implica también la capacidad de escuchar al otro, de permitir que todos los componentes se expresen, mostrando empatía o al menos si queremos que sea una comunicación efectiva, asertiva y provechosa. La comunicación asertiva Es en este punto donde vamos a hacer un breve inciso para recordar qué es la asertividad y cómo afecta a la comunicación. Cuando hablamos de asertividad nos referimos a la capacidad o habilidad para transmitir de manera sincera, directa y clara. Decir lo que pensamos, si, pero por supuesto con el ingrediente estrella que es tener en cuenta los sentimientos de los demás. Respetar, no juzgar, ni menospreciar las otras ideas. Si lo piensas bien, es aquí donde residen muchos de los problemas de comunicación, en lo difícil que es respetar y activar la empatía cuando alguien no piensa como nosotros, no comparte nuestras ideas o maneras de querer hacer las cosas, podemos ofendernos y sentirnos atacados. En la comunicación asertiva también entran en juego las conductas y acciones más allá de las palabras. Es decir, debemos de tener en cuenta el lenguaje no verbal y la actitud que mostramos durante la conversación. Claves para comunicarse mejor
Escucha activa Al igual que comunicar no es solo decir palabras, escuchar no es solo permanecer en silencio. Tenemos que intentar entender más allá de lo que se está diciendo directamente en la conversación, debemos comprender las emociones que pueden estar sintiendo las personas, cómo se sienten ante ese hecho que nos están contando o que estamos hablando. Evidentemente, un componente claro de la escucha activa es la empatía. Debemos tener en cuenta también que escuchar activamente implica mandar señales de que lo estamos haciendo, de que seguimos la conversación y entendemos lo que se dice, cómo y por qué. Hacerte entender es parte de tu responsabilidad La comunicación debe ser algo dinámico. No podemos pretender decir o transmitir las cosas como queramos sin hacernos responsables, en parte, de que se hayan entendido. Es un proceso vivo en el que participamos y tenemos la misma responsabilidad y derecho en entender, ser entendidos, escuchar y ser escuchados. Por eso es importante que nuestro mensaje se centre en lo que queremos decir, sea claro y conciso, que utilicemos un lenguaje adecuado al contexto para evitar los malentendidos. De ahí que sea esencial la coherencia entre palabras y actitudes, entre lo que decimos y cómo lo decimos. Esto se ve muy claro en todos los malos entendidos que ocasionan, a veces, las redes sociales donde no podemos acompañar las palabras de gestos y expresiones faciales o corporales (y de ahí la gran relevancia de los famosos emoticonos y su interpretación). De la misma manera, si no entiendes algo, pregúntalo. No dejes que tu interpretación te juegue una mala pasada y genere un malentendido. Presta atención al lenguaje no verbal Justo lo que hemos descrito arriba. Es imposible que cuando se produce una comunicación con otra persona o personas no entre en juego el lenguaje no verbal. La forma en la que nos estemos comportando, nuestra postura, mirada o expresiones faciales van a ser interpretadas e influirán en la manera que se entiende el mensaje que transmitimos. Ten en cuenta el contexto El contexto es otro elemento clave de la comunicación. ¿Estamos solos o acompañados? ¿Tenemos intimidad o pueden escucharnos y vernos otras personas? La situación y lugar donde ocurre la interacción social es clave a la hora de tener una comunicación exitosa. Habrá temas que deban esperar a que haya un entorno determinado o que tenga que posponerse a otro momento por una situación personal de alguno de los individuos. El contexto podría influir directamente en cómo se interpretan nuestras palabras y acciones, cambiarles el significado. El tono de voz y el ritmo Debemos intentar expresarnos en un tono adecuado, sin prisas, evitando elevar la voz. Esto influye tanto en nuestro estado de ánimo como en el del resto de personas y facilita la comprensión y la escucha de los mensajes que queremos transmitir. ¿Dónde miramos? Sin que sea algo que nos obsesione o llevemos al extremo, es básico saber que para comunicar bien y que las personas que nos están escuchando se sientan integradas y conecten con nuestro mensaje debemos mirar a los ojos (la mayor parte del tiempo). No hacerlo, transmite de forma no verbal desinterés, incomodidad o ganas de que termine la conversación. No hablamos de hacerlo todo el rato, solo de no dejar de hacerlo mucho tiempo. Respeta e intenta entender las opiniones que exponen los demás Es una evidencia que no siempre vamos a tener conversaciones en las que estemos de acuerdo con todas las personas implicadas. Vamos a encontrarnos opiniones diferentes y posturas ante hechos que sean completamente opuestos a nuestros valores o creencias. Para que haya una buena comunicación debemos de entender que esto puede pasar y no tenemos porque cambiar nuestra manera de pensar, pero sí respetar que no todo el mundo lo hará como nosotros queremos o como nos gustaría. Hay conversaciones o debates que también tenemos que saber que no nos van a llevar a ningún sitio porque ya sabemos como piensa la otra persona y que muchas veces iniciamos sabiendo que va a acabar en una discusión. De la misma manera tenemos que intentar que la persona o personas con las que hablamos no se sientan juzgadas, pese a que no compartamos opiniones, ya que si no la comunicación no será fluida ni adecuada. Para ello es importante también saber aceptar las críticas, por supuesto, transmitidas con el mismo respeto del que hemos hablado al hacerlas. Afronta tema por tema las cosas que quieres hablar Evita el efecto batidora, no mezcles todos los temas. Si enlazamos un tema con otro, acumulándolos y sin acabarlos o cerrarlos, podemos caer en este efecto que nos lleva a los reproches y al rencor, además de perjudicar a la coherencia de nuestro discurso y conversación. Pide ayuda Si ves que en tus conversaciones o discusiones no eres capaz de transmitir lo que sientes o piensas, te cuesta decir lo que quieres, decir que no o pierdes los nervios impidiendo llegar a una buena comunicación, puedes pedir ayuda para aprender a como comunicarse mejor. La psicología puede ayudarte a encontrar las herramientas para poner en marcha esa comunicación asertiva. |