¿Cómo puede ayudarme la terapia psicológica? en Valencia

Ir al psicólogo puede relacionarse, en algunas ocasiones, con debilidad. Con no ser capaz de resolver y afrontar los problemas por uno mismo.

Este es uno de los grandes estigmas y mitos de la terapia psicológica. Como comentábamos en el artículo anterior, muchas personas inician el año con nuevos propósitos y este arranque puede darnos el empujón para iniciar nuestro proceso terapéutico.

Es cierto que cada vez hay más conciencia en la necesidad de invertir tiempo en nuestra salud mental. A medida que comprendemos que cuidar de nuestro bienestar emocional es mejorar en todos los aspectos de nuestra vida, somos más conscientes de que la psicología puede ser la clave para la mejora de nuestro crecimiento personal.

Desmontando el estigma de la terapia psicológica

Comprender que cuidar de nuestra salud mental es clave para tener buena salud, tanto mental como física ha sido un gran desafío.  La terapia psicológica no va dirigida solo para aquellas personas que se enfrentan a una problemática en salud mental específica o con un diagnóstico claro. La psicología va más allá y es valiosa para cualquier persona que tiene como objetivo entenderse, conocerse o permitirse avanzar. Para aquellos que quieren saber marcar límites o que de forma puntual se ven desbordados ante una situación concreta de su vida. Al fin de cuentas, estamos hablando de mejorar la calidad de vida atendiendo a nuestras necesidades emocionales, que nos acompañan día a día y que muchas veces caemos en bloquear.

Cualquier estigma relacionado con la terapia psicológica está basado en ideas erróneas que se han ido desmitificando con el tiempo, pero que algunas se resisten a desaparecer de nuestro imaginario colectivo.

Ser fuertes no tiene nada que ver con no pedir ayuda. Ser fuertes no es un estado que tengamos que mantener como una constante. Permitir sentirnos vulnerables y soltar la culpa, por ello es un grandísimo aprendizaje que nos va a permitir desarrollar una de las estrategias y factores de protección más importantes para nuestra salud mental: aceptar que no siempre podremos con todo, que eso está bien y que podemos apoyarnos en los demás para salir de situaciones difíciles o mejorar nuestros objetivos.

Debemos ser conscientes de la importancia que tiene para poder ayudar a nuestros seres queridos y a nosotros mismos la comunicación y aceptación de todos nuestros estados emocionales, buscando espacios donde no tenga cavidad el juicio, solo el acompañamiento y su lenguaje sea la presencia, no la crítica.

¿Cómo puede ayudarnos la terapia psicológica? 

Autoconocimiento

Como hemos comentado antes, los motivos para asistir a terapia no se limitan exclusivamente a problemas concretos en la salud mental. Querer conocerse y entender mejor lo que sentimos es un grandísimo aprendizaje que tendrá beneficios en todos los aspectos vitales.

Hablamos de descubrir y desmontar patrones de pensamientos que pueden ser limitantes para nuestro trabajo o nuestras relaciones personales, por ejemplo. Hablamos de aprender estrategias para poder enfrentarnos a desafíos concretos, de aceptar la incertidumbre como parte de la vida o entrenar la flexibilidad ante los cambios que ocurren y que no podemos controlar.

La terapia psicológica es un viaje en el que se visitan pasado, presente y futuro y nos ayuda a ubicarnos en las necesidades emocionales que queremos mejorar.

Puede servirnos de espacio para identificar nuevas metas en momento de desmotivación.

Aprender a gestionar la ansiedad

Vivimos en una sociedad donde el estrés y la ansiedad se han normalizado. Es cierto que hay una mayor conciencia social sobre esta  problemática cada vez más extendida y que es la base de muchos de nuestros problemas de salud, pero escuchar que estamos estresados, agobiados o que tenemos ansiedad es tan común, que podemos caer en el error de normalizarlo de forma patológica. 

Como os contamos en otros artículos sobre este tema, la ansiedad no es mala por sí misma: “Anticiparnos al peligro o a situaciones que son dañinas para nuestro bienestar, ya sea a nivel físico o psicológico, y activar nuestros mecanismos de alarma y defensa son características beneficiosas para nuestra supervivencia. El problema aparece cuando estos mecanismos se activan de forma indiscriminada y anticipada ante situaciones de mucho estrés”

Lo que es cierto es que vivimos en una sociedad sometida a múltiples estresores y aprender a gestionarlos puede ser esencial para conseguir un equilibrio emocional. Diferenciar entre las cosas urgentes e importantes en nuestro trabajo, saber hacer una buena gestión de los momentos de presión, son solo un ejemplo de lo que podemos trabajar. 

En terapia se adquieren habilidades para afrontar el estrés de manera saludable, potenciar la resiliencia y mejorar nuestras capacidades para adaptarnos a los cambios y adversidades.  

En muchas ocasiones no es solo cuestión de manejar nuestra ansiedad y estrés, es saber explorar y reconocer de dónde vienen esos estresores. De aprender a identificar los pensamientos que los acompañan y los activan. 

Fortalecimiento de Relaciones Interpersonales

Otro de los grandes motivos de consulta, y que no implican una patología determinada, es trabajar en nuestras relaciones sociales. Ya sean de pareja, familia o amigos, las relaciones personales saludables son clave para nuestro bienestar emocional. 

Tener un grupo de apoyo en el que nos sintamos acogidos y escuchados es esencial, pero pueden aparecer circunstancias y problemáticas particulares que requieran de un acompañamiento psicológico profesional para poder hacerles frentes. 

La terapia puede proporcionarnos un espacio seguro para explorar patrones nocivos de relación, mejorar la comunicación y aprender habilidades para resolver los posibles conflictos. 

Esto provoca una mejora en la calidad de vida de la persona que asiste, pero también de su círculo cercano. Es muy común también realizar terapia familiar o de pareja, en el caso de que la problemática sea conjunta a otras personas y sus relaciones. 

Aprender sobre nuestras emociones

Como hemos comentado antes, no es una cuestión solo de gestionar las emociones. También hablamos de un proceso de autoconocimiento y para ello es clave saber identificar y ubicar nuestras emociones para poder afrontarlas.

Como individuos o en una relación concreta determinada, sea de la índole que sea, podemos tener ciertas barreras que nos impida avanzar. La terapia proporciona un espacio seguro para gestionar estas barreras a nivel emocional. 

Por todo ello…

Pedir ayuda puede ser un proceso complicado y más si requiere ponerse en contacto con un completo desconocido o desconocida en un primer momento. Muchas veces nos da miedo no saber explicar qué nos ha llevado hasta ese punto, el llamado motivo de consulta. 

No siempre sabremos identificar un concepto único o clave para ello, pero esto no puede ser un impedimento. El hecho de sentir que queremos iniciar un proceso de cambio en el que nos sentimos perdidos para abordarlo, es un motivo de consulta y muy relevante. 

Dar el paso hacia la terapia psicológica no es solo puede ser un propósito, es una forma de priorizarnos, de darnos mimo y de comprometernos con nuestro bienestar.