Hace unos días se cumplía un año del confinamiento domiciliario que empezó a cambiar la vida de todos. Hoy, tras tantos meses de cambios, muchas personas continúan teniendo ansiedad, estrés y sufriendo las consecuencias de las pérdidas o de la soledad. De ahí que vuelvan debates sobre la importancia de cuidar la salud mental y ponerla en el foco del bienestar de las personas, como un factor esencial que cuidar. ¿Salud mental? Ya hemos hablado en otras ocasiones que el concepto de salud mental ha ido sufriendo cambios en su concepción. Ya no solo lo definimos como la ausencia de enfermedad o malestar, también se tiene en cuenta el equilibrio, el bienestar psicológico, social y emocional de los individuos. Durante los días de confinamiento, y con todas las nuevas rutinas y realidades a las que nos hemos tenido que ir adaptando estos meses en el trabajo, la vida social y la vida privada, las personas nos hemos visto arrastrados a momentos de mucha introspección, de replantearnos cosas y de sentirnos perdidos en esa búsqueda de la nueva normalidad. La salud mental estaría englobada en el concepto de salud en general haciendo referencia a una percepción propia y subjetiva de bienestar, es decir, cómo valoramos nuestro estado anímico, nuestras capacidades y si podemos hacer frente de forma adecuada a las adversidades venideras, al día a día, a las situaciones nuevas o de rutina que presenta nuestra vida, sin vernos sobrepasados y sin alterar nuestra estabilidad emocional y psicológica. En la situación actual es indispensable que podamos desarrollar la capacidad de adaptarnos a las nuevas rutinas, a esta “casi normalidad” que a veces nos parecerá muy poco normal y muy incómoda, impidiéndonos hacer frente a las adversidades y a todo el aborigen de emociones ligadas a ellas. Ya existen datos del aumento de personas con tratamientos para la ansiedad o la depresión y muchas otras que por normalizar esta situación de malestar como “lo que toca” se ven envueltas en ella sin recibir la ayuda y el apoyo que necesitan. Es esencial que tengamos en cuenta que la salud mental no es lo opuesto a un trastorno psicológico, ya que para considerarnos con buena salud mental no solo importa no tener una patología. Debemos de recalcar esta idea de que no es suficiente con no tener una enfermedad física o mental. La salud también es el equilibrio biopsicosocial de las personas como un factor esencial. Efectos Psicológicos causados por el ConfinamientoFatiga pandémica Hace unos meses que empezamos a escuchar hablar de este fenómeno del que ya hablamos durante un artículo y que muchas personas empezaban a experimentar. Entendemos por fatiga pandémica “un desgaste emocional que puede traernos graves consecuencias a nivel de salud mental y física. Las personas que la están experimentando pueden perder el interés y la motivación por mantenerse informados y cumplir las medidas preventivas y de seguridad que establecen los expertos para poder mantenernos sanos y seguros.” Evidentemente esta situación puede pasarnos factura directa a nuestra salud mental y física y debemos tenerlo en consideración. Puedes leer más en profundidad sobre ello en artículo sobre la fatiga pandémica. Gestión de la soledad Las restricciones que nos hemos visto obligados a asumir para proteger nuestra salud han afectado, por las características de la transmisión del virus, principalmente a la vida social. No podemos reunirnos de la manera que queramos con nuestros seres queridos, con nuestra familia o amigos, incluso puede verse afectada la vida de algunas parejas. A medida que vamos sumando meses con estas limitaciones sociales vamos sumándole el cansancio emocional y el peso de la soledad, sobretodo en personas que se han visto aisladas o que vivían solas, y esto puede resultar muy duro. Aunque sea una medida necesaria para proteger nuestra salud, no debemos de menospreciar nuestras emociones ante estos hechos. Debemos intentar buscar formas que no nos expongan, ni expongan a nuestros seres queridos, como las redes sociales, para intentar mantener y alimentar nuestra vida social. Ansiedad La pandemia ha magnificado las situaciones de ansiedad y estrés de nuestro día a día. Nos podemos llegar a sentir hipervigilantes, como a la espera del siguiente cambio que provoque algo negativo en nuestras vidas. Muchas de las situaciones que está provocando esta pandemia no podemos gestionarlas ni cambiarlas, no dependen de nosotros, pero si podemos hacerlo con la forma en las que las asumimos, pidiendo ayuda si nos sentimos mal y no normalizando un dolor que podría sobrellevarse de otra manera. La preocupación constante Un factor que al inicio de la pandemia fue decisivo en la manera en que afrontamos esa época fué la sobreinformación y en la actualidad sigue siéndolo. Aunque ya tengamos más información y conocimientos sobre la enfermedad, la sobreexposición a la información, a los cambios y a las novedades debe de basarse en fuentes oficiales y de forma útil no masiva, sino estaremos alimentando la preocupación constante. Ahora ya conocemos más la enfermedad, sus consecuencias y la forma de protegernos, pero vienen cambios, vienen vacunas y aunque posiblemente sean buenas noticias debemos informarnos de forma responsable para no sumar a esa ansiedad de la que hablábamos antes. Autocuidados Los días de confinamiento fueron para muchas personas momentos duros y difíciles, pero también momentos de escucha obligatoria, de parón no escogido y de espacio propio que explorar y explotar. Debemos intentar mantener o crear esa esencia de permitirnos poner el foco en nosotros mismos y de darnos espacios propios para los deseos y el descanso. Es esencial parar. No podemos con todo y no debemos de poder, porque estas ideas de seguir hacia delante sin permitirnos fallar, descansar o no ser perfectos solo suman al desgaste futuro. También debemos adaptar nuestras exigencias a la nueva situación. Es evidente que con las limitaciones impuestas por salud nuestros planes pueden verse modificados o frustrados y las expectativas laborales, personales o familiares tienen que adaptarse también a todo esto. Soluciones para los efectos en nuestra salud mental a causa de la pandemiaPedir ayuda psicológica La terapia puede ayudarnos a definir los aspectos importantes a tener en cuenta en nuestra salud mental, que muchas veces abandonamos por inercia, por mantenernos funcionando y conformarnos con realidades adversas que asumimos como inamovibles. La ayuda de un profesional de la salud mental puede otorgarnos las herramientas necesarias para construir límites en nuestra vida, en nuestras relaciones y con nosotros mismos. A replantearnos qué funciona y qué no, qué funciona como queremos y qué cosas aunque vayan hacia delante nos hacen daño de todas formas. También puede ayudarnos a gestionar la soledad, las nuevas formas de relacionarnos y a mantener y crear vínculos de forma sana. Pedir ayuda es muchas veces el primer paso de cambiar situaciones incómodas y lejos de denotar debilidad, nos puede hacer mucho más fuertes.
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