Intolerancia al fracaso: Qué es y cómo vencerla en Valencia

En nuestra sociedad prima más centrarse en el éxito que tener en cuenta el camino que nos ha llevado hasta él, sin contar con esos fracasos que queremos evitar a toda costa y que sin ellos no podríamos haber conseguido nuestros objetivos.

¿Qué es la Intolerancia al fracaso?

¿Y si fracaso? Este es uno de los pensamientos más comunes en las personas. Todos y todas en algún momento nos hemos preguntado esto. Tanto en el ámbito profesional como en el personal. ¿Y si suspendo este examen?, ¿Y si no hago bien mi trabajo y lo pierdo?, ¿Y si sale mal esta relación?. Ese “y si…” lejos de protegernos de un peligro limita nuestras conductas, nuestras actitudes y paraliza nuestra motivación.

Desde que somos pequeños la familia y el grupo más cercano de nuestras relaciones, imponen ciertas metas y modelos de referencia a seguir. Rutas que tenemos que recorrer para conseguir ese éxito del que se habla en todas partes, aunque no sea de manera explícita

Aunque no siempre estas metas y estos caminos acaben por ser los que satisfagan nuestros intereses, son la primera semilla de considerar el perfeccionismo y el éxito como el único final posible. Parece que cualquier otro se considera un fracaso y ese fracaso está estrictamente juzgado y estigmatizado. En nuestra sociedad todavía avergüenza y mucho equivocarse o salirse de ciertas rutas.

Nos definimos por lo que podemos aportar, por destrezas, habilidades… Eso nos da un valor en la sociedad y hacia los demás. Evidentemente, es satisfactorio sentirse útil, pero tiene un alto precio cuando basamos nuestra autoestima y autoconcepto en conseguirlo o no.

Solemos pensar que los problemas son las equivocaciones u obstáculos del camino, cuando realmente lo que nos limita es no saber afrontarlos. Para lograr el éxito tenemos que enfrentarnos al fracaso y aprender de ello, aunque el aprendizaje sea volver a empezar de cero. No es perder el tiempo, hemos descartado una opción que en su día nos pareció la acertada.

¿Cómo vencer el miedo al fracaso?

El miedo al fracaso suele estar condicionado por los pensamientos anticipatorios que tenemos, la interpretación que hacemos de los hechos y la valoración que tenemos de nosotros y nosotras mismas.

Por eso es importante que tengamos en cuenta y entendamos una serie de factores:

Reconoce tus emociones

Esto es clave para mejorar todos los aspectos de nuestra vida como individuos y en relación a los demás. Si podemos reconocer nuestro miedo podremos trabajar en él.

Debemos preguntarnos: ¿Qué temo realmente?

Para poder vencer el miedo al fracaso debemos analizar la situación y el temor de manera concreta. Identificar exactamente qué despierta nuestro miedo, qué parte del proceso esta ocasionando esas emociones de ansiedad, preocupación o angustia. Cuáles afectan más a este miedo y cuáles menos.

Cuando precisemos ese miedo podremos poner en marcha herramientas concretas para afrontarlo.

Puede resultarnos útil repasar todo el proyecto o situación que está generando que se despierten estas emociones. De lo más general a lo más específico, pasando por todas las fases y considerando nuestras fortalezas, habilidades y conocimientos.

Trabajar la motivación

Como hemos comentado al inicio del artículo el miedo a fracasar afecta a nuestra motivación de manera negativa. Si inicio un proyecto pensando que saldrá mal, tendré menos energía y motivación para llevarlo a cabo.

Además, debemos analizar, junto con nuestras emociones, qué puede estar ocurriendo para que mi motivación se vea afectada: ¿Realmente me interesa este proyecto, actividad o situación?

Metas realistas

Si desde el principio mis metas son difíciles de alcanzar o no están puestas acorde a mis posibilidades y habilidades iniciales, es normal que fracase con mayor facilidad y que además sienta que no puedo solucionarlas.

Si los objetivos que nos marcamos son más realistas a nuestra situación y los separamos en objetivos a corto y largo plazo, habrá menos fracasos y pequeños logros por el camino que servirán para alimentar mi confianza y motivación, además de darme más margen para solucionar los imprevistos.

Debemos entrenarnos para que nuestras expectativas contemplen y evalúen nuestros recursos y contexto, y no solo la idea final del logro.

La profecía autocumplida

En este punto queremos nombrar y explicar lo que son las profecías autocumplidas. Son pensamientos que creen predecir lo que va a ocurrir ante una situación y que acaban convirtiéndose en la causa de que ocurra eso que pensamos. En otras palabras, son expectativas que terminan por cumplirse, precisamente porque nuestro comportamiento se modula ante estos pensamientos y actuamos conforme a eso que suponemos que va a ocurrir, convirtiéndolo en un resultado más que posible.

Puede parecer algo contradictorio, pero pondremos un ejemplo en el que se ve claramente como funciona este fenómeno. Si estamos pensando constantemente que vamos a suspender el examen acabaremos por cambiar nuestra forma de afrontarlo: atenderemos menos en clase, dedicaremos menos tiempo de estudio porque no nos merece la pena con el resultado que prevemos y perderemos la motivación por esa asignatura. Al final son estas conductas las que pueden llevarnos a suspender.

Si, por el contrario, pensamos que tenemos oportunidad o valoramos esa oportunidad como una consecuencia de lo que podemos hacer, de lo que está en mi mano, tendré la motivación para prestar más atención y estudiar más. Estaremos aumentando la probabilidad de resolverlo con éxito y aprobar.

Por eso es importante que no actúes solo para evitar el fracaso

El fracaso es una posibilidad, si, por supuesto. Y cuanto antes aprendamos y aceptemos esto más fácil nos será ver que no es el final, que podemos afrontarlo.

No es una cuestión de darle la vuelta por completo y no contemplar ese horizonte, es verlo como lo que es, una posibilidad más entre muchas otras. No es algo absoluto, ni que nos defina.

Ten en cuenta el progreso

Si nos cuesta aceptar nuestros logros o valorar nuestras habilidades debemos documentar nuestro progreso. Siendo objetivos, apuntando todo, lo bueno y lo malo. De esta manera podremos ver los pequeños avances que en muchas ocasiones quedan eclipsados por un solo fracaso.

Pide ayuda

Aunque hemos hablado en líneas generales de situaciones que todos y todas podemos experimentar ante un nuevo comienzo o situación, el miedo al fracaso puede generar mucho sufrimiento en las personas.

Ligado a temas como la autoexigencia o la falta de confianza y autoestima, son situaciones que afectan a todas las áreas de nuestra vida distorsionando la visión que tenemos de nosotros mismos y de la realidad.

La ayuda psicológica puede ayudarnos a afrontar este temor, a cambiar la interpretación que le damos a los fracasos, aceptarlos y a no perder la motivación para seguir trabajando en nuestras metas, aunque no siempre las consigamos todas.

Si cargamos con el peso de este miedo, es mucho más complicado desarrollar herramientas adecuadas para resolver los conflictos y dificultades que se presentan en la vida.