¿Qué es la ansiedad?A lo largo de nuestra vida todos hemos sentido ansiedad. En mayor o menor medida es un estado que todos experimentamos y al que nos enfrentamos. Un examen, una entrevista de trabajo, un cambio de residencia, una situación de incertidumbre… Son hechos cotidianos en los que experimentamos ansiedad, aunque no siempre somos capaces de localizar el foco concreto que la provoca. La ansiedad es un estado de alerta que prepara a nuestro cuerpo para poner en marcha los mecanismos necesarios para salir de una situación que valoramos como posiblemente peligrosa. Cuando nos referimos a una situación peligrosa no solo estamos hablando de una situación de vida o muerte, nos referiremos también a situaciones cotidianas en las que están en peligro nuestros intereses vitales y se desarrolla en el contexto de presiones, demandas y estresores de la vida cotidiana. El problema aparece cuando interpretamos situaciones neutras como peligrosas y se activa este sistema de alarma sin un motivo justificado hasta el punto de que se generaliza. En ese momento la ansiedad deja de ser adaptativa y se convierte en un problema que afecta a nuestra salud mental y emocional. Miedo y ansiedadA la hora de entender la ansiedad, y el proceso por el que se produce, debemos de diferenciar estos dos conceptos que se confunden con facilidad en la experiencia ansiosa. El miedo es un estado neurofisiológico que se activa de forma automática ante un hecho que es peligroso o amenazante. Es como una alarma de nuestro organismo que nos avisa de que nos encontramos en una situación de peligro inminente para nuestra integridad física o psicológica. La ansiedad, como hemos dicho antes, también se considera un sistema de alerta para el organismo, pero engloba factores conductuales, fisiológicos, afectivos y cognitivos que nos permiten anticiparnos a sucesos que podrían ser una amenaza porque los valoramos como imprevisibles y no podemos controlarlos. Asi que basicamente, la principal diferencia entre el miedo y la ansiedad es la temporalidad. El miedo se experimenta y presenta ante estímulos que están ocurriendo en el presente, que sabemos distinguir y localizar. Es una percepción de peligro inminente. Es un proceso que se centra más en la anticipación de los sucesos, en lo que podría pasar en el futuro y describe un estado más duradero de lo que consideramos como amenazante en el que se incluyen diversos estados cognitivos como el miedo que es el eje central del proceso de ansiedad. Es un estado continuo. ¿Qué síntomas tiene la ansiedad?En la ansiedad intervienen factores fisiológicos, cognitivos, conductuales y afectivos que interfieren en la experiencia del sujeto. Estos cuatro sistemas funcionales están implicados en la respuesta adaptativa que se produce ante el peligro o amenaza que podamos experimentar. Respuestas a nivel fisiológico Aumento del ritmo cardíaco, palpitaciones, dificultad para respirar, respiración acelerada; presión en el pecho, sensación de falta de aire, aturdimiento, mareo, sudores, escalofríos, náusea, dolor de estómago, diarrea; temblores, adormecimiento, músculos tensos, rigidez; sequedad de boca. Características conductuales Evitación de las señales o situaciones de amenaza, huída, búsqueda de obtención de seguridad, inquietud, agitación, hiperventilación, quedarse paralizado, dificultad para hablar. Factores cognitivos Miedo a perder el control, a ser incapaz de afrontarlo, miedo a sufrir daño, miedo a que los demás nos evalúen de forma negativa, pensamientos, imágenes o recuerdos negativos, escasa concentración, estrechamiento de la atención, hipervigilancia, dificultad para memorizar, pérdida de objetividad. Factores afectivos Nerviosismo, tensión, sentimientos de miedo y temor, inquietud, impaciencia, frustración. ¿Qué podemos hacer?En muchas ocasiones normalizamos estos estados de ansiedad que nos impiden continuar con nuestras tareas diarias e interfieren en nuestras rutinas pensando que tenemos que ser capaces de superarlo nosotros mismos. Es cierto que la ansiedad es un proceso normal y que todos la experimentamos en alguna ocasión. Además, como hemos dicho antes, es un proceso adaptativo y que nos ayuda ante situaciones de peligro. El problema aparece cuando ésta se generaliza y se presenta ante cualquier acontecimiento o estímulo que experimentamos, sin implicar una amenaza real y plausible. En este proceso el papel del psicólogo es esencial. La ansiedad es un sufrimiento que se está extendiendo en nuestra sociedad de una forma abismal. Muchas personas tienen la percepción de que deben ser fuertes y superar estas dificultades solos o con métodos que solo palian los síntomas momentáneamente sin solucionar el problema a largo plazo. No se trata de fortaleza, empeño o valentía, en muchas ocasiones lo que fallan son las herramientas que empleamos o cómo las empleamos y la información que tenemos del problema. El primer paso para superarla es entender qué es, cómo funciona y cuál es el proceso por el que se produce. La terapia ayuda a las personas que la sufren dotándolas de técnicas que pueden emplear en su día a día para recuperar la sensación de control y mejorar su estado de ánimo, remitiendo así los síntomas ansiosos y pudiendo enfrentarse mejor a los estresores cotidianos. El objetivo principal de la psicoterapia no es que desaparezca la ansiedad, sino que consigamos perder el miedo a las sensaciones que provoca. De esta forma podremos enfrentarnos a ella y utilizarla como una ventaja para conocernos mejor y detectar momentos que pueden ser complicados en nuestras vidas. Consejos para afrontar mejor los momentos de ansiedad cotidianosModificar los pensamientos negativos Conseguir cambiar estos pensamientos y frenarlos antes de entrar en el bucle es fundamental para superarla. Controlar la respiración No luchar para que desaparezca. Acepta la ansiedad Si aceptamos la ansiedad y no juzgamos el cuadro de síntomas como malos o peligrosos conseguiremos reducir la presión sobre ellos y será más fácil aceptarlos quitándoles la carga negativa. Hablar de tus sentimientos y emociones En muchas ocasiones podemos caer en el error de no comunicar lo que nos molesta o no ser capaces de decir que no a las personas de nuestro alrededor. Debemos practicar y trabajar la asertividad. Tenemos derecho a estar mal, a enfadarnos y a querer dedicarnos tiempo a nosotros mismo y no estar más por los demás que por uno mismo. Dedicarnos tiempo a nosotros y nuestros intereses Hacer deporte
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