Imagina que estás en una reunión de trabajo o compartiendo una exposición con tus compañeros de clase, ¿alguna vez has sentido que lo estabas haciendo peor que ellos sin ninguna valoración negativa previa? ¿Has sentido que ellos merecían más halagos y que tu trabajo, o tu mismo, valía menos que lo del resto?
Son situaciones de inseguridad que todos hemos experimentado en algún momento de la vida, que incluso pueden servirnos de alerta o de impulso para mejorar una situación, el problema viene cuando se convierten en costumbre, cuando las generalizamos a todos los aspectos de nuestra vida y permitimos que nuestra propia valoración se vea afectada por interpretaciones erróneas de lo que ocurre a nuestro alrededor. ¿Por qué nos sentimos inferiores a los demás?El hecho de sentirnos inferiores a los demás, de que valemos menos y hacemos peor las cosas, el juzgarnos en negativo siempre, podríamos decir que es un hecho que adquirimos a lo largo de nuestra vida. Con la suma de experiencias negativas que nos llevan a pensar “no puedo”o “esto nunca se me dará bien”, entre otras, estamos alimentando las creencias negativas sobre nosotros mismos. Nos estancamos en esos pensamientos generalizando a otras experiencias esos “fracasos”, que además muchas veces lo son porque nos limitamos las oportunidades de antemano. No se trata de pensar que somos capaces de todo y que jamás vamos a equivocarnos. Se trata de al menos darnos la oportunidad de lograrlo y no de ni siquiera intentarlo. El fracaso es algo natural, todos nos equivocamos y todos podemos hacer algo malo y aprender de ello, pero las personas con este tipo de pensamientos generalizados, las personas con lo que llamamos un complejo de inferioridad, no están experimentando las vivencias de forma realista. ¿Estamos hablando de autoestima?
El origen de todos estos sentimientos y pensamientos que nos limitan a una visión absolutista y negativa suele ser una baja autoestima. Si tenemos un autoconcepto negativo de nosotros mismos y no fortalecemos nuestra autoestima desde la infancia, es más fácil caer en estos pensamientos, sea de forma más permanente, en función de nuestro estado de ánimo o durante una etapa mala de la vida. Si queremos trabajar en nuestra autoestima debemos encontrar la manera de tratarnos con amabilidad y respeto, de librarnos de la carga que arrastramos de errores pasados y fracasos que no conseguimos dejar atrás. Tenemos la tendencia de focalizar mucha más atención en los malo, en los aspectos negativos que ocurren en nuestra vida, que en las cosas buenas. Con estas premisas vamos a hablar de acciones que podemos evitar para mejorar y controlar estos pensamientos y qué debemos mejorar. ¿Qué no debemos hacer? Exagerar la vivencia de las experiencias negativas Es evidente que vendrán malos momentos en la vida, pero si nos centramos solo y exclusivamente en toda la parte negativa del proceso, olvidando el resto de cosas buenas que tenemos a nuestro alrededor, nos estaremos negando el apoyo que necesitamos para pasar los baches. Compararnos Seguro que habréis escuchado la frase de “las comparaciones son odiosas”, pues es cierto que lo son. Compararse puede ser bueno para encontrar referentes de conducta a los que queremos aspirar, pero hacerlo de forma constante solo afecta a nuestra propia autoestima. No permitas regodearte en la envidia Centra el foco en tus logros, en tus triunfos y en las cosas buenas que tu tienes en tu vida. Deja atrás la necesidad de aprobación Si solo nos centramos en intentar agradar a los demás, inevitablemente nos estaremos olvidando de nosotros mismos. ¿Cómo podemos mejorar la visión propia?Acéptate El primer paso siempre pasa por conocernos, por aceptar nuestras virtudes y valorarlas, pero también por conocer nuestros defectos y nuestras limitaciones y convivir con ellas. Algunas de las cosas que no nos gustan de nuestra vida y que criticamos constantemente son situaciones que escapan de nuestro control y debemos aprender a valorar de forma realista las situaciones. Toma las riendas en las decisiones y conflictos Cuando nos sentimos inferiores tendemos a pensar que nuestras decisiones son erróneas antes de ponerlas a prueba. Sentir que somos capaces de tomar decisiones y de salir de los conflictos o resurgir tras un fracaso, es algo muy positivo para nuestra autoestima. No siempre el orgullo sobre uno mismo se alimenta de éxitos, tener la capacidad de adaptarnos y salir de la adversidad o sobrellevarla, tiene un mérito muy positivo para nuestro autoconcepto. Cambia tu forma de interpretar los fracasos Somos conscientes de que cuando fracasas el sentimiento negativo siempre es superior a la capacidad de verlo como una oportunidad. No tengas prisa, pasa tu duelo por la situación que te ha salido mal, pero luego intenta centrarte de qué forma puedes salir de ella o mejorarla. Cuando miramos atrás un fracaso puede haber sido la oportunidad para un aprendizaje que nos sirva muchisimo mas a largo plazo, que un simple éxito directo. Dedicate tiempo propio Antes hemos comentado que una buena autoestima reside en la capacidad de la persona para valorarse y respetarse tanto como intentamos hacerlo con los demás. Para ello, debemos de dedicarnos tiempo, en conocer nuestros miedos, nuestros intereses, nuestras preocupaciones y lo que puede hacernos más felices en la vida. Debemos aprender a decir basta, a dedicarnos ese momento tan necesario y que sea solo y exclusivamente nuestro. Realiza un diario de situaciones positivas Al terminar el día intenta escribir cada noche al menos tres cosas positivas que te hayan ocurrido. Verás como poco a poco te das cuenta de que, en el cómputo global, muchas veces si no nos esforzamos no tenemos en cuenta algunas cosas positivas que nos pasan en nuestro día a día. Empezarás a hacerlo como una obligación y poco a poco serás capaz de tenerlas en cuenta y reconocerlas inmediatamente. No podemos dejar que nuestro cerebro siga poniendo más el foco en los negativo. Pide ayuda profesional Hay ocasiones en las que, por una situación complicada o por haber estado durante mucho tiempo sumergidos en un complejo de inferioridad, trabajar en ello solos se nos hace cuesta arriba. La terapia psicológica puede darnos las herramientas que necesitamos para trabajar la autoestima desde la base. Ser asertivos, mejorar nuestra resiliencia, ayudarnos a ser más realistas, ordenar nuestro tiempo y gestionarlo en función de las verdaderas prioridades, tolerar y trabajar en el fracaso y ser capaces de disfrutar de las cosas buenas; son conceptos que se pueden trabajar desde la psicología y que tienen un resultado directo en la mejora de nuestra autoestima. |