Encontrar historias apasionantes, abrir mundos nuevos, aumentar el conocimiento, potenciar la imaginación y la creatividad… Leer no es solo un pasatiempo o algo que nos entretiene, es una actividad que nutre y alimenta nuestro cerebro. Existen diversos estudios que afirman que la lectura puede ayudar a mejorar nuestro estado emocional y así aumentar nuestra satisfacción personal. Puede ayudarnos a reducir el estrés y potenciar la empatía y habilidades sociales. Pese a ello, es un hábito que no todas las personas consiguen introducir en sus rutinas y que suele ser costoso de potenciar en los más pequeños. Beneficios de la lecturaLeer es una actividad con grandes repercusiones para el desarrollo psicológico de las personas. Nos permite entrenar para comprender e interactuar con nuestro entorno y los elementos que nos rodean.
¿Cómo fomentar la lectura en los niños?Acostumbrarnos a leer favorece el desarrollo intelectual de los más pequeños. Es un hábito que podemos adquirir desde la infancia, aunque muchas veces es complicado de establecer. La lectura tiene múltiples beneficios como hemos visto. En los niños y niñas fomenta el desarrollo del lenguaje, la comunicación, la comprensión de las emociones y su gestión. Si potenciamos este hábito en los más pequeños vamos a conseguir que comprendan e interactúen mejor con el mundo que les rodea, que lo entiendan y que sepan cómo relacionarse con el ambiente. Crea un espacio para la lectura atractivo y accesible Si desde pequeños están en relación con los libros, será más fácil que luego recurran a ellos a través del juego. Existen libros adaptados a cada etapa del desarrollo y que son atractivos a nivel visual y estimulantes para el tacto que les llaman la atención. Que se acerquen a ellos en las primeras etapas del desarrollo, descubriendo las sensaciones, experimentando con los sentidos y no solo el contenido (colores, formas, texturas, libros con sonidos…). La lectura puede ser un momento de unión Sobre todo en los primeros años el vínculo con la lectura está relacionado con el vínculo personal. Es decir, debe de ser un momento compartido de conexión. Debemos intentar fomentar los encuentros que tienen carga emocional, en los que compartimos cuidados, cariño y mimos con la lectura. De esta manera buscarán estas sensaciones a través de esta actividad. Es tan sencillo como establecer la rutina de leer con ellos y ellas antes de irse a dormir o en algún momento del día que estemos tranquilos en un lugar cómodo y que nos relaje. De esta forma también acabarán asociando la lectura a un momento de paz y tranquilidad que les aleja de los estresores cotidianos. Promover la imaginación y el proceso de creación Cuando todavía somos nosotros y nosotras los que les leemos, debemos tener en cuenta cómo lo hacemos. El tono, el volumen, los cambios en las voces en función de lo que pasa en la historia hará que comprendan mejor las emociones que se transmiten en la historia y sean capaces de empatizar y conectar con ella. Podemos también no solo ceñirnos a la lectura de cuentos o libros, si no crear historias con ellos y con ellas para potenciar la imaginación y hacerles protagonistas. Tener en cuenta sus intereses Mostrarles diferentes opciones e ir introduciendo diferentes historias adaptadas a su edad y su etapa de desarrollo para que descubran sus gustos personales en la lectura. Esto es esencial para conseguir que el interés se mantenga y es algo que poco a poco serán capaces de establecer y descubrir solos, pero al principio es necesario que les proporcionemos y facilitemos esta exploración. Recordemos que en el mes de abril se celebra el día del libro y se realizan muchas ferias y exposiciones donde podemos llevar a los niños y niñas para que exploren y conozcan la lectura. El espacio Si estamos hablando que la lectura puede beneficiar nuestro estado de ánimo, debemos de intentar que el lugar en el que les leemos o leen sea cómodo y les guste. De esta manera estaremos potenciando esas sensaciones positivas y buscarán ese lugar de paz con mayor facilidad. No tiene por qué requerir de una inversión extra o de un espacio amplio. Busquemos un lugar de la casa con buena iluminación (natural o artificial) y pongamos almohadas o una pequeña alfombra si no disponemos de un sofá o sillón exclusivo para ello. Pueden tener una cesta o un cajón donde puedan guardar y ordenar sus libros para tenerlos a mano y poder escoger en cada momento lo que les apetezca. Establece una rutina Evidentemente, para crear un hábito es necesario establecer una rutina. Debemos no cruzar la línea de la obligación o puede volverse algo tedioso. Si a nosotros y nosotras también nos cuesta, es importante contemplar la idea de que ser ejemplo para los más pequeños es una de las mejores formas de que estas actividades les atraigan, porque nos imitarán. De igual forma, la rutina puede ser tan sencilla como ese espacio que debemos compartir con ellos para leerles o leer juntos, para que no solo tenga como recompensa el acto en sí, sino también el vínculo del que hablábamos antes. En el día a día podemos aprovechar para hacer alguna visita a una librería o mirar la sección de libros si vamos de compras a algún lugar. Son pequeñas acciones que les permite explorar y conectar con este mundo.
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