La vuelta a la rutina tras el verano suele ser un periodo de adaptación que nos cuesta tanto a jóvenes como adultos. Tras el regreso de nuestras vacaciones el cerebro tiene que adaptarse de nuevo a un ambiente, que aunque ya conozcamos, ha desentrenado. Este año además tenemos el añadido de que no están siendo unas vacaciones normales y que la vuelta a los trabajos, colegios o universidades supondrá grandes cambios y adaptaciones para todos. Aunque llevamos unos meses acostumbrándonos a la nueva normalidad lo hemos hecho de forma progresiva y debemos seguir avanzando y adaptándonos, pero todo ello con una situación de incertidumbre que nos persigue. La finalización de las vacaciones sumada a toda esta situación afecta también a los niños. A sus rutinas, a establecer de nuevo el descanso e iniciar el nivel de actividad adecuados para el curso escolar. ¿Qué podemos hacer como adultos? Enfrentarnos a la incertidumbre es uno de los grandes problemas que vamos a tener durante este curso, el no saber o saber sobre la marcha. Cuando tenemos un problema o se presenta una dificultad buscamos respuestas para poder afrontarlo. Nos adelantamos a los acontecimientos y en función de la experiencia y nuestras herramientas, ponemos en marcha la posible solución. Esta situación es nueva para todos, así que afrontamos este desafío con mucha incertidumbre. Profesores, centros escolares, directivas, trabajadores y alumnos estamos en una situación similar. Debemos intentar que estas dudas no nos atrapen del todo y evitar que esos pensamientos catastróficos, que aparecen cuando sentimos mucha ansiedad, lo invadan todo. Acepta No solo para los niños toda esta situación va a ser complicada. Nosotros como padres o tutores vamos a tener que adaptarnos. Debemos aceptar la situación. Ya estamos haciéndolo desde marzo y no podemos cambiar lo que esta ocurriendo, no esta en nuestra mano por mucho que nos pese o nos resulte difícil. Se flexible Si no podemos cambiar la situación, solo podemos actuar ante la forma de afrontarla. Al igual que con anterioridad hemos vivido una situación extrema y que sin respuestas hemos podido ir dándole forma y adaptarnos, con esto ocurrirá lo mismo. Debemos intentar ser pacientes y no adelantarnos a los acontecimientos y centrarnos en lo que sí que sabemos y si esta en nuestra mano. Plantéate de qué puedes ocuparte en este momento: materiales escolares, información, prepararnos en casa… Cosas que sí que puedes controlar y sobre las que sí que tienes una influencia y responsabilidad. Ante la incertidumbre la única responsabilidad que tenemos es mantenernos bien informados (fuentes oficiales y sin excesos que nos causan ansiedad) y poner las medidas pertinentes de seguridad aconsejadas. ¿Qué podemos hacer para facilitar la vuelta al colegio de los más pequeños de la casa?
Todos podemos sufrir las consecuencias de estos cambios de rutina tras las vacaciones y la sensación del síndrome postvacacional, los más pequeños pueden experimentarlas sin saber comunicar qué les ocurre. Hay que cuidar la manera en la que se produce esta adaptación, siendo especialmente sensibles con todas las responsabilidades de la nueva normalidad que ya cargan a sus espaldas. Debemos transmitirles responsabilidad sin temor en exceso que les genere ansiedad y nerviosismo, y ayudarles a que la adaptación sea positiva. Infórmales A los niños debemos darles la información contrastada y que sabemos con seguridad. No podemos hacerles partícipes del caos y al igual que estos meses, poco a poco, les hemos contado las medidas de seguridad que debemos llevar a cabo y por qué, tenemos que hacer lo mismo. Darles la información necesaria, justa y veraz. Sin mentiras, pero sin bombardearlos con detalles e información que no van a poder manejar de golpe. Continuemos con la norma de informarnos una vez al día a través de una fuente oficial y fiable y no nos sobrecarguemos a nosotros mismos con suposiciones, teorías y noticias repetidas. Sobre los cambios que se produzcan y que vayamos sabiendo poco a poco sobre la nueva normalidad en los centros escolares debemos también serles completamente sinceros. Tenemos que adelantarles, en la medida de los posible, lo que se van a encontrar: información sobre las distribuciones del aula, medidas de seguridad, distancia social o el uso de mascarilla de ellos o de los profesores. Mantén una buena comunicación con ellos ¿Qué saben? ¿Qué esperan? ¿Cómo se sienten? ¿Tienen miedo o ganas de volver? A veces caemos en la trampa de simplemente ser fuente de información y guía para nuestros hijos, de suponer qué necesitan saber y adaptar esa información a lo que nosotros creemos importantes. Esto es cierto y debemos preocuparnos porque tengan esa información de calidad, que es la mejor herramienta para protegerse, pero también debemos conocer sus inquietudes respecto al tema. Puede que descubramos cosas que no estamos tratando y se nos escapan. Este consejo es tanto para antes del inicio del curso, como durante todo el. Debemos ir actualizando la información y adaptarla a las circunstancias de cada niño en concreto. Establecer las rutinas antes de comenzar Cuando hablamos de retomar rutinas es totalmente necesario hacerlo de manera progresiva. Tanto en adultos como en niños, independientemente de la situación actual. Es importante intentar que el cambio no sea brusco. Tanto el sueño como el horario de comidas debe volver poco a poco a la normalidad. La forma en la que dormimos y descansamos es una de las cosas que más cambia durante las vacaciones. Nos volvemos más flexibles, dormimos con otros ritmos y sufrimos cambios más bruscos en dormir más o menos. Podemos utilizar las últimas dos semanas para introducir el horario escolar de forma progresiva. Pide ayuda profesional Si sientes que esta situación y todas las consecuencias de lo que estamos viviendo te están sobrepasando puedes pedir ayuda. Como hemos dicho, nadie se ha enfrentado nunca antes a esto, nuestros niños y jóvenes tampoco y podemos no saber cómo ayudarles de forma correcta. La psicología puede enseñarnos las herramientas adecuadas para la gestión emocional, la gestión de los estresores externos, adaptabilidad a la nueva situación y ayudarnos con otras problemáticas que puedan aparecer en la formación y experiencia a nivel educativo de nuestros hijos/as. |