Dicen que febrero es el mes del amor, pero muchas veces idealizamos este concepto romantizándolo y basándolo en unos ideales de película. Y nunca mejor dicho, porque el amor romántico una de las cosas que tiene en común con el cine es la ficción. Las relaciones de parejaLas relaciones de parejas, sean del modelo que sean, se basan siempre en una serie de normas, que no siempre consensuamos de manera activa y directa. En muchas ocasiones estas normas vienen dadas por la sociedad, por los modelos con los que hemos crecido y no se hablan todo lo que deberían. Las relaciones de pareja deberían basarse en ese establecimiento de códigos consensuados y negociados que nos permitan sentirnos a gusto, compartiendo y respetando el espacio de cada persona. Cuando hablamos de relaciones sanas siempre salen los conceptos confianza, respeto, amor, apoyo, sinceridad, pasión, interés, cuidados… Pero todas estas cosas deben ir siempre de la mano de la reciprocidad, de consensos y comunicación. Esto es esencial para poder establecer límites, de lo que queremos y lo que no, de escuchar y ser escuchados. Evidentemente, ninguna relación es igual, pero en todas se debería de trabajar para alcanzar algunos aspectos que son saludables en cualquier relación humana, impliquen a las personas que impliquen. Claves para tener una relación de pareja sanaPráctica la resiliencia en pareja La resiliencia es “el concepto que define la capacidad de una persona para hacer frente a estos momentos y salir fortalecido de ellos. No necesariamente se refiere a superar los problemas, ya que muchas de las dificultades que pueden aparecer en la vida no se trata de superarlas, también se refiere a saber aceptarlas y de seguir adelante.” Si quieres más información sobre este tema puede leer nuestro artículo sobre 7 hábitos para entrenar la resiliencia. Los conflictos y desacuerdos son comunes en todas las parejas, pero la adversidad hay que aprender a combatirla unidos. Nos referimos a esa famosa reflexión que dice que no somos tu contra mi o yo contra ti, sino los dos juntos frente al problema. No podemos coincidir en todo con nuestra pareja Que tengamos en cuenta la opinión de nuestra pareja y escuchemos sus necesidades no significa que vayamos a estar de acuerdo en todo. Habrá cosas que debamos acordar y que impliquen que ceda algunas de las partes. El verdadero problema no es no coincidir con tu pareja en un momento o cuestión determinada, es no poder hablar de ello y llegar a un consenso equitativo. Esforzarnos por entender y empatizar con el otro Esto viene en relación con el punto anterior. Debemos ser capaces de entender a nuestra pareja, aunque no significa que siempre estemos de acuerdo. Las relaciones sanas implican un espacio de escucha donde poder mostrarnos como somos y poder expresar nuestras necesidades, preocupaciones y deseos. Las parejas sanas acompañan los procesos por los que pasamos como individuos. Pese a estar unidos, no todo es cosa de dos. Céntrate en las soluciones Intentemos hablar de responsabilidad, no buscar culpables cuando debemos trabajar juntos contra los problemas, como hemos comentado antes. Suele ocurrir que durante las discusiones tendemos a justificar nuestros compartimientos y buscar culpables. Esto puede resultar muy dañino para la relación. No hablamos de asumir culpas que no nos corresponden o no de no poder expresar si la otra persona hace algo que nos disgusta. Hablamos de abordar esos descontentos antes y no convertirlos en reproches acumulativos que salen todos en la batalla de “y tú más”. No podemos pretender solucionar los problemas centrándonos en lo que va mal, debemos encontrar esos puntos de acuerdo y escucha para alcanzar soluciones. Expresa lo que sientes Ocultar emociones o negarles la importancia que tienen para nosotros mismos puede suponer una acumulación de tensión. Decirle a nuestra pareja cómo nos sentimos, qué queremos o qué necesitamos abiertamente le permitirá conocernos mejor. Recuerda que jugar a que adivinen nuestros deseos es un arma de doble filo. Nadie te quiere más por adivinar qué sientes. El amor se demuestra con el interés hacia esas emociones y es nuestra responsabilidad comunicarlas. Cuidado con el control Esta es una de las más difíciles. Cuando hablamos de control podemos caer en el error de disfrazarlo de preocupación. Ya sea para ejercerlo como para justificarlo. Los celos y las conductas de control disminuyen la confianza en la relación de pareja. Este tipo de conductas no son una muestra de amor. Aunque los celos son una emoción que podemos sentir todas las personas no debemos justificar las acciones que suelen acompañarlos cuando no los gestionamos de forma adecuada. Controlar el móvil de nuestra pareja, las relaciones personales o lo que hace a cada minuto para poder estar tranquilos no es saludable ni para nosotros mismos ni para la relación. En este artículo podéis leer más sobre los celos y sus consecuencias en las relaciones. El compromiso y la fidelidad en las relaciones Cuando hablamos de compromiso y fidelidad tenemos que tener en cuenta que no todas las relaciones entienden estos conceptos de la misma manera. Existen diferentes modelos relacionales y cada uno tendrá sus normas y su manera de gestionar estos conceptos. La clave está en que el compromiso y los acuerdos de la pareja deben de ser respetados y consensuados, sean los que sean. El concepto de fidelidad no es una cuestión solo de exclusividad, es respeto hacia los valores comunes que se quieren en una relación. Mantener una buena comunicación sin tabúes Es esencial poder hablar de todo con nuestra pareja. Y fijarnos que decimos poder, no significa que tengamos que contarle todo o compartirlo todo, pero sí que tenemos que sentirnos cómodos de poder hacerlo. Una buena comunicación implica escucha, empatía, respeto y equilibrio entre ambas partes. Pide ayuda En las relaciones de pareja cada individuo trae su propia mochila de experiencias y creencias. Estas diferencias afectan a la relación y no siempre conseguimos resolver los conflictos solos. La terapia de pareja es una intervención psicológica que trabaja con la relación como núcleo terapéutico, dotando a la pareja de herramientas para resolver de forma saludable los conflictos, mejorar la comunicación, el respeto, la escucha y el vínculo.
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