Todos tenemos miedo a alguna cosa. Hay miedos que nos acompañan toda la vida y otros que solo comparten parte de nuestro camino. En las relaciones afectivas pueden darse diferentes niveles de intimidad y compromiso. Sabemos que hoy en día existen diferentes modelos relacionales que van más allá de la monogamia, pero todas las relaciones implican un compromiso. Las normas de estos compromisos pueden ser diferentes, pero eso no significa que no impliquen confianza, respeto e implicación. El problema está en cuando una de las partes quiere más compromiso que otra. Hay personas que tienen el llamado “miedo al compromiso”, a implicarse. Esto no siempre va de la mano de no desarrollar sentimientos profundos por nadie, simplemente se sienten mal por diversas razones si se comprometen. El motivo puede ser desde una negativa a vincularse por desapetencia, por haber salido hace poco de una relación, por miedo a que se repita una situación de desamor o por tener una idea errónea de lo que implica un compromiso saludable (que debe alejarse de comportamientos controladores y posesivos). Con esto no queremos señalar el compromiso como algo mejor que estar soltero/a… La cuestión es que estemos o no en una relación sea porque queremos y no por temores o por falta de herramientas para gestionarlas. Miedo al compromiso, ¿De qué estamos hablando?El miedo al compromiso es un miedo a establecer relaciones de vínculo. Relaciones con acuerdos concretos que limitan, en parte, lo que entendemos por nuestra propia libertad e individualidad. Este miedo se relaciona principalmente con las relaciones de pareja, pero en verdad puede darse en muchas otras ocasiones. Podemos tener miedo a sentirnos atados a un trabajo, por ejemplo. La cuestión es que es una realidad que cuando elegimos algo solemos renunciar a otra cosa y esto genera en algunas personas un malestar muy elevado que interfiere en sus vínculos y posibles relaciones. Como hemos comentado, no es cuestión de elegir si es mejor o peor tener o no tener pareja, la cuestión es poder elegir siendo verdaderamente libres en esa elección. Es una limitación que haya pensamientos generalizados y que no podamos fluir en función de las personas y relaciones que nos encontramos en el camino. Tener claros nuestros límites es una de las cosas más saludables junto a expresarlos y poder llegar a acuerdos en las relaciones, pero limitarnos de antemano como una autoexigencia puede ser un lastre muy pesado. El compromiso y el amorSi partimos de una base normativa cuando hablamos de compromiso se nos vienen a la cabeza las palabras monogamia, fidelidad, matrimonio… Es cierto que todos estos conceptos implican un compromiso, pero no todas las personas entienden los vínculos de la misma manera. Tener una relación no monógama no implica no comprometerse de verdad, al igual que tenerla no asegura que haya fidelidad. Esta es la primera reflexión importante sobre el compromiso en las relaciones, sean de la índole que sean. Comprometerse es implicarse con otra persona o personas a no fallar en los acuerdos establecidos para poder disfrutar de unos vínculos más estrechos. Es decidir que esa relación tiene como idea ser más sólida y duradera en el tiempo. Implica presencia, cuidar y dejarse cuidar (esto a niveles tan diversos como relaciones existen). Se asume una responsabilidad de un proyecto común, de algo que se construye con otra persona o personas de la mano. Evidentemente, para comprometernos lo primero que debemos de hacer es ver este proceso como algo sumatorio y positivo. Si yo siento que es algo impuesto no voy a quererlo y aquí es donde entra en juego el poder pedir ayuda profesional si no soy capaz de vincularme a estos niveles y me gustaría poder hacerlo. Para poder vincularnos debemos poder comunicar lo que sentimos y queremos, así que primero tenemos que buscar respuestas en nosotros y nosotras mismas. La búsqueda de un compromiso sanoAhora que sabemos un poco más del miedo que puede surgir alrededor de los compromisos en las relaciones de pareja podemos indagar en cómo establecer vínculos más sanos y acordes a nuestra realidad. Las cosas se deben de hablar La comunicación es un aspecto clave para que funcione cualquier relación. Un compromiso debería de comenzar siempre porque las personas implicadas manifiestan que lo desean. El compromiso puede sufrir cambios, crecerá con nosotros y con el paso del tiempo junto a otra persona. Para poder adaptarnos y que siga siendo bueno para todas las partes debemos saber escuchar, pedir y respetar. Puedes visitar el siguiente enlace para saber un poco más sobre la comunicación en pareja. Sinceridad, que no sincerísimo Esta no es la primera vez que lo hablamos. Es esencial que en cualquier compromiso exista sinceridad, que haya confianza y que la palabra y actos de la otra persona o personas sean veraces para nosotros. Evidentemente, no tenemos por qué perder nuestro derecho a la intimidad o contar todo a nuestra pareja, pero debe de haber una confianza y respeto. Respetar el espacio Igual de importante es compartir espacios, tiempo y momentos positivos con la persona que decidimos estar, como ser capaces de respetar y tener nuestros propios momentos. Un compromiso nunca debería implicar sacrificar el resto de nuestros vínculos con otras personas, ni descuidar el vínculo con uno/a mismo. ¿Por qué tengo miedo? Debemos diferenciar el miedo al compromiso que limita nuestra libre elección para vincularlos, de no querer estar con alguien en concreto o necesitar un tiempo para recuperarnos de una situación que implique espacio propio y soledad. Esto es importante decirlo y manifestarlo porque no todas las personas que no busca una relación o que está cómoda en la soltería tiene miedo al compromiso. No es un problema si para nosotros y nosotras no es una limitación, si no genera malestar o nos impide llevar la vida que querríamos. Activemos, eso sí, siempre la responsabilidad afectiva, ya que la falta de ella es algo igual de terrorífico. Si no queremos vincularnos porque estamos a gusto solos y buscamos conectar de otra manera, digámoslo para que todas las partes implicadas en nuestras relaciones lo sepan y puedan también elegir. Pedir ayudaSi esta situación nos incomoda, no es algo puntual ni consideramos que esté atada a un contexto determinado podemos pedir ayuda. Un profesional de la psicología puede dotarnos de herramientas claves para mejorar nuestra comunicación, luchar contra ideas erróneas y preconcebidas que tenemos sobre las relaciones y encontrar los modelos relacionales con los que nos sentimos cómodas y cómodos. Trabajar la autoestima, aprender a decir que no, establecer límites saludables… Todas estas cosas van a permitirnos elegir lo que queremos de verdad.
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